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Psicología
Diálogos constructivos
en todo momento
Si es porque, cuándo lo ha hecho, nos ha cos-
tado mantener un diálogo constructivo y ha
derivado en situaciones tensas o molestas para
ambos, deberemos de intentar mejor en esta
faceta y demostrarle que sí podemos hablar de
la competición de forma constructiva.
Si este no es el caso, y simplemente es que nues-
tro hijo/a es muy reservado y no es dado a com-
partir emociones, sentimientos o pensamientos
con nosotros, entonces podemos intentar forzar
un poco el diálogo, comenzando, por ejemplo,
con anécdotas nuestras de cómo nos sentimos y
qué hacemos cuando en nuestro trabajo las
cosas no nos salen como nos gustaría.
“Sabes, cuando en el trabajo algún proyecto se
me cruza o no me sale cómo me hubiera gus-
tado, me siento… y después intento ver qué es
lo que podría haber hecho mejor o qué he
aprendido de los errores que he cometido, y al
final me sirve de lección para el siguiente pro-
yecto”, es una de las opciones a decir.
Este monólogo debe de ser lo más breve
posible, ya que el objetivo no es contarle una
batallita nuestra, sino que es enlazarlo con la
situación que está viviendo nuestro hijo en
ese momento, por ejemplo: “a ti hoy no te
han ido demasiado bien las cosas, y me ima-
gino que te sentirás más o menos del mismo
modo a como yo me siento cuando algo no
me sale bien…”. Ese momento es bueno para
hacerle alguna pregunta poco incisiva y gene-
ral que pueda dar pie a comenzar el diálogo,
por ejemplo: “supongo que ahora igual estás
pensando en qué cosas han fallado o qué
podrías haber hecho para hacer menos gol-
pes…” o alguna otra cosa similar.
En estos momentos es muy importante dejar
silencios que inviten a nuestro hijo a rellenarlos,
es muy importante para el éxito de la “opera-
ción” mostrarse muy cercano y comprensivo,
haciéndole sentir que estamos con él, que
sabemos lo que siente cuando las cosas no le
salen porque a nosotros nos sucede lo mismo,
huyendo del enfado o de las regañinas.
Debemos hacerles saber que si nos sentimos
en esos momentos decepcionados no es por
el mal resultado, sino porque él, nuestro hijo,
está decepcionado. Si no estamos contentos
es porque él, nuestro hijo, no está contento.
A nosotros, como padres, el resultado no
debe de marcarnos nuestras emociones, sino
lo que determina nuestro estado emocional
son las emociones de nuestros hijos,
estar en
sintonía
con ellos, pero siempre con intensi-
dad moderada.
Preguntas para la reflexión
Antes de ayudar a nuestros hijos a reflexionar y
a que aprendan a realizar una evaluación lo más
objetiva posible, es importante hacerles ver la
importancia de realizar una buena evaluación.
La experiencia no es otra cosa que lo que se
va aprendiendo de los acontecimientos que
nos van sucediendo. Si no nos paramos a
reflexionar sobre lo que nos va sucediendo, es
muy fácil que no aprendamos nada o que las
conclusiones a las que lleguemos no sean las
más acertadas posibles, por lo que no acu-
mularemos toda la experiencia que podría-
mos si hubiéramos dedicado un poco de
tiempo a reflexionar tranquilamente.
Una vez que haya quedado claro el objetivo
de reflexionar y evaluar la competición es
cuando podemos ayudarle a que se haga las
preguntas que mejor le van a venir
para que
sea él mismo
quien saque
sus propias conclu-
siones en vez de darle las nuestras
.
Tiene que ser consciente de que el objetivo de
estas preguntas no es que nos den explicaciones,
ni rendirnos cuentas de lo que ha pasado, sino
que es, simplemente, para que en la siguiente
competición pueda jugar mucho mejor y disfru-
tar mucho más de la competición. ¿Qué es lo
mejor que has hecho hoy, qué es lo que más te
ha gustado de hoy? Intentar que al menos nos
digan tres cosas que hayan hecho bien.
Cuéntame el mejor golpe que has dado. ¿Qué
crees que podías haber hecho mejor? ¿Qué
crees que deberías de entrenar más para que en
la próxima competición vaya mejor o mejor aún
(en el caso de que el resultado haya sido bueno?
¿Qué vas a hacer distinto a hoy en la próxima
competición? ¿Qué has aprendido hoy?
Lo recomendable es comenzar por preguntas
que destaquen los aspectos positivos y las cosas
que han hecho bien ya sea de swing, en alguna
faceta del juego, estrategia, mental, etc.
Cuando estemos en esta fase de diálogo
constructivo, lo mejor es simplemente escu-
char e
interesarnos por lo que dice y siente
,
no entrar en puntualizaciones a sus comenta-
rios o decirle que eso no es así.
En todo caso, formularemos otras preguntas
a la luz de sus comentarios que le ayuden
a
que sea él mismo quien descubra las puntua-
lizaciones
o que sea él mismo quien se dé
cuenta de que no está llegando a las conclu-
siones acertadas, pero siempre deberá de ser
él mismo quien se dé cuenta de todo ello en
vez de
ser nosotros quienes queramos impo-
nerle nuestra visión de las cosas.
Por Oscar del Río
Psicólogo Deportivo RFEG
Hay que escuchar con verdadero interés, sin juzgarles,
sin recriminaciones ni autocríticas, en un tono emocional
tranquilo, moderado y constructivo