RFEGolf 101 (Diciembre 2015 - Febrero 2016) - page 78-79

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Federación de Castilla y León y sabe lo que
supone para sus jugadores pasar dos o tres
días trabajando en el Centro de Excelencia.
“La ilusión y la motivación que tienen por
venir es tremenda, es un fantástico aliciente
para ellos”, comenta. La estancia es
beneficiosa a cualquier edad, si bien es muy
diferente cuando el jugador es benjamín o
infantil a cuando pertenece ya a categorías
superiores, como la Sub 18 o la Sub 25.
“Para los más pequeños es muy importante
rodearse de un ambiente tan profesionalizado
porque sirve para que tomen conciencia de la
importancia de la preparación física y técnica en
el golf. Además, sirve para que el jugador, que a
esas edades ‘coquetea’ aún con otros deportes,
se motive y se decante por el golf como su
primera actividad”, cuenta Jesús De Colsa.
Visto así, cobra una importancia añadida el
hecho de que de los jugadores se rodeen
cada equis tiempo de tecnología punta
aplicada al golf y técnicos de primer nivel que
saben cómo guiarles para sacar el máximo
provecho de su estancia.
Otra vertiente positiva de estas visitas: no
solo sacan provecho los propios golfistas, sino
que los técnicos de las propias Federaciones
gozan durante unos días del material del
Centro de Excelencia y de los datos que les
reporta, una herramienta muy útil para seguir
de cerca la evolución del jugador. Los chicos
suelen volver a sus clubes con consejos, que
nunca imposiciones, de los técnicos de la
RFEG que sirven de referencia para sus
profesores habituales.
En conclusión, todo son ventajas para el
jugador en el Centro de Excelencia. Así lo dice
Jesús de Colsa: “los resultados los estamos
viendo estos últimos años. Tenemos jugadores
que han experimentado unas mejoras que en
otra época no hubiésemos podido ni pensar”.
Siendo así, no cabe duda que en los próximos
años veremos un salto de calidad que no solo
beneficiará al propio jugador, sino al conjunto
del golf español.
La buena actitud, fundamental
Tener una mente abierta y una actitud
positiva es bueno para todo en la vida. Y para
las actividades nuevas, más aún. Este es un
plus del que gozan los profesionales del
Centro de Excelencia cuando les rinden visita
los jóvenes jugadores, ya que todos vienen
con ganas de aprender y, en muchos casos,
de trabajar con herramientas que nunca han
visto antes.
El trackman y el SAM putt lab se llevan la
palma como ‘juguetes’ predilectos de los
chavales, pero lo que más ilusión les suele
hacer es poder dar bolas con las Pro-V, algo a
lo que tampoco están acostumbrados. Así, la
mezcla de material de primer orden,
tecnología punta, conocimientos técnicos de
los profesores y buena actitud por parte de
los jugadores da como resultado visitas
constructivas y experiencias enriquecedoras.
En el horizonte, y porque siempre hay que
intentar introducir elementos nuevos –esa es la
base del progreso–, los técnicos del Centro de
Excelencia pretenden ofrecer a los jugadores un
nuevo protocolo de juego corto basado en
análisis más en profundidad y una nueva visión
del apartado de la biomecánica, que estaría
pensado para jugadores de alto nivel. Todo, por
el bien de los jugadores, que al final no es más
que por el bien del golf español.
“La ilusión de
los pequeños es enorme”
Si hay alguien que conoce el modo en que
influyen estas visitas al Centro de Excelencia
en los jugadores, son los Directores
Deportivos y técnicos federativos, sus ‘padres’
golfísticos. Jesús de Colsa es el máximo
encargado de la parcela deportiva en la
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Los técnicos de la RFEG participan de la toma de datos de los jugadores
y asesoran a sus entrenadores de Federaciones y clubes
Es una idea que surgió del Titleist Performance Institute y
que los técnicos de la RFEG han sabido adaptar para que
ejerza de elemento motivador en los jugadores españoles.
Se trata de ofrecer a los golfistas una tabla de datos con
cuatro variables: nivel físico, agilidad, resistencia y fuerza.
En la primera toma de datos se establece cuál es el punto
de partida del jugador en estas cuatro variables, y a partir
de ahí es cuando, a base de trabajar en los ejercicios
propuestos por los técnicos, hay que ir progresando,
escalando en la tabla. Cuanto más mejore un golfista en
estos aspectos, más facilidad tendrá para sacar el cien por
cien de su potencial y aplicarlo al juego. Para que los chicos
y chicas vean un progreso palpable, se les dota de una
pulsera que indicará por su color en qué punto se
encuentra. Un sistema de progresión muy similar al de los
cinturones en karate. Solo dos golfistas amateurs han
alcanzado la pulsera negro-dorada, la que les distingue
como deportistas que han alcanzado los niveles óptimos en
las cuatro variables. ¿Sus nombres? Iván Cantero y Xabier
Gorospe.
Las pulseras como
método de motivación
Centro
de Excelencia
El Centro de Excelencia ofrece a las Federaciones Autonómicas y
jugadores profesionales herramientas tecnológicas de primer nivel
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