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Sin embargo, lo que diferencia fundamental-
mente al golf de los juegos anteriormente
citados, donde la bola puede dirigirse a un
punto previamente fijado, es el hecho de
que la pelota se introduzca en un agujero,
innovación realizada, quizás, entre 1421 y
1457 en el este de Escocia, cuando Jaime II
promulgó un acta para evitar que con este
juego los arqueros se distrajeran del entrena-
miento del tiro».
Nacen los ‘links’
No deja de ser curioso corroborar en escritos
de la época que en muchas partes de la
costa de Escocia se castigaba a los fieles por
jugar al golf durante las horas del sermón, o
se les prohibía expresamente pisar la iglesia si
insistían en esta falta, como se recoge en
Sant Andrews, en 1599. Y es que practicar
golf en domingo incumplía con el precepto
bíblico de descansar ese día. Amenazas y
prohibiciones que surtieron poco efecto.
Más bien propiciaron la evolución de este
deporte. De jugar al golf en lugares transita-
dos y visibles, se trasladó éste lejos de mira-
das indiscretas. Por ejemplo, a terrenos baldí-
os y poco transitados, como eran aquellos
pegados a la costa.
Y es así... como nacieron los ‘links’. A la vista
de lo que muestra el Libro del Golf, a algún
noble se le ocurrió también que ambas prác-
ticas, orar y jugar, eran perfectamente com-
plementarias y lícitas.
La editorial Moleiro ampliará en 2018 el espacio
donde dar a conocer esta delicada y curiosa
obra. Será fuera de España. En el Salon Inter-
national du Livre Rare & de l’Objet d’Art (Grand
Palais), de París; en Ginebra, en el Salon du Livre
et de la Presse; en Frankfurt, en la Frankfurter
Buchmesse y, finalmente, en México D.F., en la
Casa Universitaria del Libro de la UNAM (Univer-
sidad Nacional Autónoma de México).
Por María Jesús Peñas
Una primera imagen
Nada se sabe del propietario del libro de las
horas conocido como El Libro del Golf (1530).
Desde la editorial se aventuran a decir «que
tuvo que ser un aristócrata humanista, proba-
blemente suizo o alemán, con alguna conexión
con Lausana». El nombre con el que se le iden-
tifica le viene sobrevenido porque en su interior
aparece una ilustración correspondiente a este
juego. Una pintura que se considera una de las
primeras imágenes que existen de un deporte,
el golf, surgido en Escocia entre 1421 y 1475.
No es la única aportación de actividad deportiva
ilustrada del mejor pintor de Europa en aquel
momento, Simon Bening (Bélgica, 1483 - 1561).
El más importante maestro de miniaturas del
siglo XVI reflejó en los meses del año que se con-
servan del Libro del Golf –sufrió la expoliación de
algunas de su páginas debido a su gran belleza–
varios juegos. Alguno de ellos de pelota.
En febrero, el juego del aro; en abril, el juego de
la pelota con bate; en mayo, el tiro con arco; en
octubre, las tabas; y en septiembre: el golf.
Como indica Carlos Miranda García-Tejedor, doc-
tor en Historia y el autor del estudio monográfi-
co que acompaña a este excepcional libro de
horas, «en el margen inferior del folio 27r apare-
cen tres muchachos jugando a un juego de
pelota cercano al golf actual. El de la izquierda
se dispone a dar un golpe a la pelota; el del cen-
tro escucha los comentarios de un burgués y
espera el juego del que, de rodillas, se dispone a
introducir la bola en el agujero».
Miranda aclara que «en la ilustración flamen-
ca de libros no es infrecuente, si bien tampo-
co abundante, este tema, pudiendo encon-
trarse en la parte superior de calendarios de
obras anteriores, como en el Breviario de
Mayer van den Bergb, en el Libro de las Horas
de los Espínola y en las Horas de Croÿ».
El doctor Miranda aprovecha para recordar en
su estudio complementario a la obra que los
orígenes de este juego no están claros. «En el
Imperio Romano había un entretenimiento, la
paganica, que utilizaba un palo curvado y una
bola hecha de plumas. Otros juegos similares
eran el kolven practicado desde el siglo XIV en
los Países Bajos –la palabra ‘kolf’ significa palo–
y el mallo francés, cuyo antecedente se
encuentra en el chôle –que se jugaba en el
siglo XIII–, practicado en el norte de Francia y en
Flandes desde 1353, y conocido por los escoce-
ses en 1421 cuando ayudaron a los galos contra
los ingleses en la batalla de Baugé.
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En escritos de la época, en muchas partes de la
costa de Escocia se castigaba a los fieles por
jugar al golf durante las horas del sermón
Reportaje Historia
Libro de Golf