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Reportaje
precisó ayuda, hasta conseguir su propósito.
Cosme lo corrobora. “Dejó limpios el 4 y 5, y
también los de la segunda vuelta. Fue todo
un acierto contar con él”. De La Manga Club
sacó entonces alrededor de 100.000 bolas.
Una buena cosecha tras aquella fatigosa lim-
pieza, aunque superada por las 120.000 que
recogió en Alicante Golf.
Nace Tees & Things
Iniciar el negocio, asentarse y crecer no ha
sido fácil. Eso sí. Siempre tuvo claro que iba a
funcionar. “Yo llegué en el momento adecua-
do. Había un nicho de mercado muy estimu-
lante con las bolas recuperadas y la limpieza
de los lagos fue la puerta de acceso a los
campos de golf para llegar a ellas”, dice.
La temporada de ‘captura’ se extiende de abril
a noviembre. Son los meses fuertes. Aunque
ahora no es él el que baja a buscar las bolas.
Cuenta con dos buzos. El trabajo de oficina lo
tiene amarrado al ordenador y al móvil. Porque
a día de hoy no solo se trata de gestionar de
manera transparente y organizada todo el pro-
ceso de recuperación de bolas y su comerciali-
zación posterior. “Había que dar un paso más
porque los campos no quieren tener un pro-
veedor para cada cosa, sino uno que les faci-
lite todo”, aclara Pascual. Tras entender cuáles
eran los productos estrella que una tienda de
golf necesita para sus clientes, Pablo generó
la marca Tees & Things, que pone a disposi-
ción de los campos –bajo este epígrafe solo
se trabaja para tiendas especializadas– todo
lo que pueden llegar a necesitar.
Crecer le ha sentado bien. Hace unos siete
años Pablo Pascual facturó unos 60.000
euros. Ahora anda alrededor de los 330.000
euros. Un negocio redondo, pero al que solo
él supo darle una vuelta más. Hace unos
meses volvió de China. Ha fijado su interés en
los patinetes eléctricos. Y dice resolutivo:
«¡Voy a liar una..!».
Por María Jesús Peñas
segundo fue China: envases que eran hueveras
transparentes para embalar las bolas, y lo ter-
cero fue ponerme en contacto con las tiendas
de golf para la comercialización, además de
crear una página web propia”. Pronto su traba-
jo se hace un hueco en la bolsa de todo juga-
dor que necesita material. Son tiempos de cri-
sis y las bolas recuperadas tienen un importan-
te público. No ha sido un proceso fácil, pero a
día de hoy no hay campo de golf que se le
resista a Pablo Pascual en toda España, a
excepción de los de Andalucía, una comunidad
donde no trabaja. “Allí están los ‘boleros’ (los
que recogen bolas furtivamente de los cam-
pos y los lagos)”y no se le olvida el viaje a Jerez,
“de ocho horas en furgoneta. Cuando llegué al
campo de golf no había ni una sola bola en el
lago porque los boleros se las habían llevado
todas previamente”.
Así que prefiere trabajar en el resto de la geo-
grafía y por supuesto en todos los campos de
la Región de Murcia, que conoce bien. Fueron
sus inicios. Y la limpieza de los lagos, la llave
que le abrió las puertas de algunos complejos.
“Conseguí La Manga Club como cliente por
ello”. Su reunión con Cosme Bergareche, quien
fuera el máximo responsable durante años del
mantenimiento de los tres campos del com-
plejo murciano, da testimonio de ello.
“En un primer encuentro Cosme me hizo un
recorrido por el campo”, relata Pascual. “Los
lagos del Sur estaban lleno de plantas. Y le
dije, ¿A vosotros os interesa tener esas plan-
tas? ‘Para nada’, me contestó Cosme. ‘Son un
problema’”. En la cabecita de este buzo solo
bullía una idea: ‘¡La cantidad de bolas que
tiene que haber ahí!’.
“Una semana después le dije a Cosme que le
iba a dejar los lagos como una piscina. A lo que
él respondió: ‘Si me los limpias, esta es tu casa’.
Me compré una corvilla y desde dentro del
agua segué literalmente las plantas a ras del
lodazal que era el suelo. Tuve que ir tantean-
do”. Era un espacio turbio. Poco o nada se veía.
Un trabajo duro para el que en el segundo día
Es la única empresa en toda España encargada de todo el proceso:
recogida, limpieza, selección y comercialización de bolas. En Alicante
Golf ha llegado a sacar 120.000 bolas y en La Manga Club, 100.000