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in luna de miel, pero con torneo en
Sudáfrica. Así se quedó David Borda
tras vivir los días más intensos de su
vida: ganó la final del Alps Tour, en dos
semanas superó la segunda fase y la final de
la Escuela de Clasificación del Tour, se casó y,
al día siguiente, rumbo a su primer torneo en
el máximo circuito continental.
El golfista navarro ha jugado en casi una
treintena de países –tuvo carta del circuito
PGA Latinoamericano y jugó la escuela del
Asian Tour– antes de alcanzar el escaparate
del European Tour. Le llega después de un
año brillante en el Alps, donde terminó de
pulirse de cara a lo que viene, que es mucho.
Escuela, tarjeta, boda y a empezar. ¿Son
los meses más intensos de tu vida?
Sí, sí,
seguro. El último mes ha sido de locos. Estaba
jugando el Alps sin saber si iba a lograr el
ascenso al Challenge, tenía esa incertidumbre.
Pero ganar la final del Alps y de la manera en
que la gané, siendo muy sólido y
contundente, ha ayudado a que el final de
temporada fuese muy bueno. Gracias a ello la
Escuela salió así de bien.
La verdad por delante: ¿tenías presu-
puestada la tarjeta hace meses? ¿Cuán-
do pusiste la fecha de la boda?
(Risas)
Habíamos pensado en la Escuela, claro, pero
no en los torneos de después. En algún
momento la tienes que poner, y la pusimos
en diciembre precisamente porque en
principio no coincidiría con ningún torneo,
pero mira, bendita sorpresa.
Y cómo se prepara un inicio de tempo-
rada tan abrupto.
La verdad es que no me
ha dado mucho tiempo a descansar, y menos
con esto de tener los preparativos de la boda.
Venía de jugar las dos últimas fases de la
Escuela seguidas, de forma que he podido
estar diez días en casa. Y ahora, a Sudáfrica.
He seguido entrenando a un ritmo algo más
bajo de lo habitual para poder descansar, por
lo que preparación, poca.
¿No has podido cambiar el chip para lo
que se viene ahora?
Creo que eso llegará
cuando me vea en Sudáfrica jugando un
torneo ya como miembro del European Tour.
Entonces supongo que me daré cuenta de
dónde estoy. De momento, terminé la
Escuela, muchas felicitaciones, mucha
alegría... pero hasta que no me vea en el tee
del 1, no habré interiorizado todo.
Vamos a la Final de la Escuela: 65 y 62
golpes en las primeras jornadas, pero
llega el hoyo 17 de la última jornada, te
metes en problemas y te la juegas todo al
18…
Tensión máxima, imagínate. Es un
maratón muy duro, creo que no hay un
torneo igual. Acabas el cuarto día, estás muy
cansado y ves que aún te quedan dos. Es un
desgaste mental increíble, incrementado
además por el hecho de hacer varias vueltas
muy bajas pero teniendo presente que
todavía quedaba bastante más. El final fue
bastante dramático. Estaba fuera durante casi
todo el día, notaba que se me estaba
escapando. Metí unos putts muy buenos del
12 al 16, pero en el 17 hice un bogey terrible,
tres putts inexplicables. Lo mejor fue la
reacción que tuve: un birdie muy bueno que
sabía que me metía, ¡era consciente de que la
tarjeta estaba ahí!
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58
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Entrevista
David Borda
¡Ahora o nunca!
El juego sabía que
estaba ahí, y la media de
golpes en los dos últimos
años era muy baja, pero
me costaba ganar. Este
año he dado ese salto”
“
Fotos: Archivo RFEG