RFEGolf 100 (Septiembre - Noviembre 2015) - page 14-15

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Revista
de la RFEG
Unidos, que organizan duelos interprisiones;
la que nos llega procedente de Argentina,
donde se incluye el golf dentro del programa
de la Escuela de Periodismo Deportivo o la
que nos brinda el español Joaquín Velasco,
que a sus 93 años continuaba con su rutina
de jugar al golf.
Después de 20 años de brega por parte del
marqués de Bolarque como Presidente de la
Federación (también fue nombrado Emba-
jador en Bonn, presidente de la Asociación
Europea de Golf y Académico de San Fernan-
do), fue relevado en el cargo por un dinámico
Juan Antonio Andreu, con el que el golf inició
un despegue imparable con la creación de las
Federaciones Territoriales, la construcción de
nuevos campos y un crecimiento sustancial
del número de licencias, unido a los constan-
tes éxitos internacionales de nuestros jugado-
res, amateurs y profesionales, además del
establecimiento de un método básico de
enseñanza para los maestros, gracias al tra-
bajo del prestigioso John Jacobs, a quien con-
trató la Federación.
El Reglamento
se hace con un hueco fijo
Aumentan las secciones didácticas, las noti-
cias sobre el golf mundial y el Reglamento se
hace con un hueco fijo para ayudar a los gol-
fistas a entender diversas situaciones de
juego, manteniéndose la actividad federativa
como una guía de los pasos que da o preten-
de dar la Federación. Además, el crecimiento
del golf nacional propició hacer real el sueño
de un grupo de aficionados de organizar el
Open de Madrid, el más grande de los torne-
os europeos no nacionales, que se ha mante-
nido en el calendario internacional con gran
éxito hasta hace unos años, propiciando
grandes triunfos de jugadores españoles.
Ya se hablaba de campos públicos en España,
de su necesidad para equipararnos a las gran-
des potencias europeas, y en 1969 se presen-
tó al alcalde de Madrid, Carlos Arias, una
maqueta para un posible campo de golf
público en Madrid que inicialmente tenía la
aprobación municipal pero que posterior-
mente no llegó a realizarse.
Desgraciadamente el golf no contaba con sufi-
ciente apoyo mediático en estos menesteres e,
incluso, hubo artículos en prensa contra estas
iniciativas porque “era más necesaria la pro-
moción del tenis”. Eran tiempos en que tenis y
golf tenían parecidas etiquetas de deportes
‘para ricos’ y la impronta de Santana era más
conocida por algún periodista, que veía más
lógico apoyar un deporte en el que brillaban
los recogepelotas que hacerlo con el golf,
quizá porque desconocían la procedencia pre-
via de sus campeones como caddies.
Sin embargo, la imagen de España como
organizadora de grandes eventos permitió
que nos concedieran la organización de los
Campeonatos de Mundo Amateurs, Trofeo
Eisenhower para los hombres y Espirito Santo
para las mujeres, además de la Copa de la
Hispanidad, en 1970.
Las competiciones siguieron el lema ‘Buena
voluntad entre las naciones a través del golf,
amistad y deportividad’ con que se creó el
Trofeo Eisenhower y supusieron unos rotundos
éxitos de organización en Puerta de Hierro,
Club de Campo y La Herrería, respectivamente,
con muchos jugadores que poco después darí-
an el salto al golf profesional, algunos de ellos
tan reconocidos como el mexicano Víctor
Regalado, el sudafricano Dale Hayes y el norte-
americano Lanny Wadkins.
El éxito deportivo no le fue a la zaga, mos-
trando al mundo el crecimiento del nivel de
nuestro golf y la recompensa final llegó con la
concesión a Juan Antonio Andreu de la Copa
García Doctor, creada por la Delegación
Nacional de Deportes para premiar a la per-
sona de más relieve en la labor directiva o
protectora del deporte.
Aunque de vez en cuando saltaba alguna
curiosidad, ninguna como la que tuvo como
protagonista a Alan Shepard, tripulante del
Apolo XIV y handicap 15, quien tras pisar la
Luna consiguió, al segundo intento, jugar
una pelota de golf con un hierro 6. “Cogí
mas polvo que bola”, reconoció Shepard tras
su primer fallo.
El capitán Shepard había llevado en secreto
tres bolas preparadas para soportar altas
temperaturas y un palo de golf especialmen-
te preparado que ahora está en el museo de
la USGA. Se le concedió la Medalla al Mérito
en Golf por una acción que causó sensación
en los medios de nuestro deporte, aunque le
valió una reprimenda de St. Andrews, que le
recordó que ‘tras salir de un bunker se deben
alisar las pisadas dejadas en él’, regla de eti-
queta que Shepard vulneró.
El primer Centenario
y la Copa del Mundo
Ya con el primer centenario de ediciones publi-
cadas de la revista GOLF, volvimos a vibrar con
la celebración de la Copa del Mundo (cambió
su nombre de Canada Cup en 1967) en España
en 1973 gracias al empuje de José Banús, que
captó su utilidad como estímulo y promoción
del golf y de la naciente Costa del Sol-Costa del
Golf, cuando se daban los primeros pasos serios
de la promoción turística de nuestro país en lo
que al golf se refiere.
Nueva Andalucía tuvo una respuesta multitu-
dinaria, con 37.000 seguidores de la prueba,
algo absolutamente extraordinario para el
golf español de aquellos años. Hubo record
de equipos participantes y, además, tuvimos
la suerte de contar con un equipo norteame-
ricano que era la gran favorita desde el prin-
cipio: Jack Nicklaus y Johnny Miller, éste con el
título del Open USA debajo del brazo.
Fueron la sensación del torneo y se mostraron
intratables, tomándose la revancha de la edi-
ción anterior en España, dejando a Sudáfrica
en segunda posición. Johnny Miller estableció
nuevo record del campo con 65 golpes en la
segunda jornada y con el 67 de la final acabó
ganando la clasificación individual con tres
golpes de diferencia sobre el sudafricano
Gary Player.
Fue un espectáculo maravilloso que ayudó a
captar nuevos adeptos para nuestro deporte
porque en esta ocasión contamos con una
veintena de enviados especiales de la prensa
española. Además, hubo retransmisión de
TVE, lo que supuso un gran altavoz para llevar
a todos los rincones de nuestro país que el
golf es un deporte muy vivo.
Precisamente en ese año 1973 comenzaba una
nueva etapa para el Open de España, nuestra
prueba internacional más representativa, ges-
tionada por la Federación con Gregory Peters,
propietario de La Manga Campo de Golf. Por
primera vez en la historia el Open entraba en el
patrocinio formal y se jugaría durante cinco
años consecutivos en La Manga para fomentar
el despegue de un resort con 36 hoyos que
tenía a Gary Player de director y un club de tenis
a cargo de Manuel Santana.
Fue una época en la que Peters regaló a la afi-
ción española la presencia de destacados
jugadores, entre ellos el propio Player tras
ganar el Masters y otra leyenda norteamerica-
na, Arnold Palmer, que ganó el Open en 1975
con un eagle en el hoyo 72 del torneo.
Los torneos, los cre-
cientes triunfos de los
golfistas españoles,
las reglas, las anécdo-
tas... la revista de la
Federación se convir-
tió pronto en un saco
sin aparente fondo
donde ha quedado
grabada la historia de
nuestro deporte
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