RFEGolf 99 (junio - agosto 2015) - page 20-21

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reglas, sino de actitud. Fue una situación des-
agradable, no te lo esperas, somos profesio-
nales tenemos que respetarnos entre nos-
otros”, zanjó nuestro querido MAJ.
La polémica que ha envuelto a Sergio García es
de otra índole. El castellonense, al igual que le
ha ocurrido a otros golfistas, ha sufrido algunos
abucheos por un limitado sector del público en
determinados torneos en Estados Unidos, una
situación anormal en el ámbito del golf.
También el castellonense quita hierro al asun-
to. “Hay que decir que fueron solo unos
pocos aficionados. Creo que el PGA Tour
debe hacer algo más, esto no es nuevo, me
ha pasado antes a mí y a otros jugadores,
pero quizá no hasta ese nivel. Lo hemos
hablado y van a intentar solucionarlo de algu-
na manera. No hablo solo por mí, sino por
todos los profesionales y por el golf mismo,
para que siga teniendo la clase que siempre
ha tenido. No pido que me animen, pero gri-
tar en contra a alguien o desear que falles…
eso no es lo que nos hizo enamorarnos de
este deporte”, explica Sergio.
El ‘Pisha’ y sus inicios en el Tour
Miguel Ángel Jiménez es toda una eminencia
en el European Tour. A su peculiar forma de
desenvolverse por la vida se añaden una
experiencia enorme en el golf y una pasión
desmedida por este deporte. Esto último es
el motor que le lleva a acudir a las 6:30 de la
mañana al gimnasio en los jueves y viernes de
torneo. Disfruta el golf como nadie.
El Tour ha cambiado mucho desde que se
estrenase, se ha profesionalizado al tiempo
que el andaluz ganaba torneos –21, el prime-
ro de ellos, el Open de Bélgica (1992)– y se
hacía con el cariño de todos con sus comen-
tarios siempre originales. “¡Me defenderé like
a cat panza arriba!”, decía a los periodistas
ingleses en el Open de España. El Tour ha
cambiado desde que se hiciese profesional
en 1982, pero Jiménez es siempre el mismo.
“¡Llevo en el Tour más años que Cascorro! Al
principio era todo muy diferente, yo era un
joven con inquietudes distintas a las de ahora
y con mucha ilusión. Recuerdo que las prime-
ras veces compartía habitación con Manolo
Moreno. Llegábamos al Tour un poco perdi-
dos, sin hablar ni “papa” de inglés, pero éra-
mos una piña: los que tenían más experiencia
arropaban a los que se iban incorporando”,
cuenta el entrañable ‘Pisha’.
Sergio García,
siempre en el candelero
Si hay dos cosas que han marcado la carrera de
Sergio García han sido los muchos títulos que
ha conseguido, tanto a nivel individual como
por equipos –sí, su fantástica trayectoria en la
Ryder Cup–, y la no siempre correcta valora-
ción de los mismos, especialmente desde
voces no especializadas en este deporte.
Sergio García lo ha ganado prácticamente
todo, pero siempre se le ha pedido un ‘major’
que de momento no ha llegado. Llegue o no,
su carrera es intachable. “Creo que la gente sí
valora el hecho de haber estado tantas sema-
nas en el Top 10 del Ranking Mundial, pero
siempre tienden a compararte con el mejor:
Seve, Chema, Nadal… y si tú no eres el mejor,
parece que eres mucho peor que ellos. Ahí
están mis números y son muchos años de gran
consistencia. Podría haber ganado más torne-
os, pero también hay gente con mis cualidades
que ha ganado bastante menos”.
también acuden con buenas propuestas
y hay que ser optimistas, pero sin alardes.
“Creo que tenemos posibilidades de llevar-
nos la Ryder Cup, tenemos un buen
campo, el apoyo de las instituciones, de los
jugadores… ¿por qué no?”, dice Jiménez.
En términos muy similares se expresa
Sergio García. “Sin ninguna duda tene-
mos opciones de que nos la den, pero
depende de muchas cosas. Si pensamos
que solo ha salido de las Islas Británicas
dos veces (Valderrama y París), no será
fácil, pero nunca se sabe. El PGA
Catalunya Resort ha hecho un gran tra-
bajo para llevársela”, señala.
El golf como
un deporte de caballeros
Tanto Miguel Ángel Jiménez como
Sergio García se han visto inmersos este
año en sendas polémicas en las que
poco han tenido que ver realmente
ellos. El primero vivió un desagradable
enfrentamiento con el estadounidense
Keegan Bradley y su caddie en el WGC a
propósito de un dropaje. El español, uno
de los jugadores más queridos por juga-
dores y público, no quiso alargar una
polémica. “Creo que yo tenía todo el
derecho a preguntar el porqué de un
lance del juego, no fue un problema de
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Reportaje
La calidad de su juego,
su carisma y su capacidad
de superación demostrada
año tras año hace que
ambos jugadores
adquieran el carácter de
icono dentro del golf
español en la actualidad
Sergio García estuvo diez años sin jugar un Open de España, pero desde que lo hiciese
en El Saler, en 2013, no se pierde la cita. De hecho, es uno de los torneos que no falla
en su calendario. “Me gusta jugar el Open de España, no es que las nuevas normas (N de
R: El European Tour premia en Ranking a los jugadores que juegan su Open nacional) nos
obliguen a hacerlo. Si me cae bien en el calendario, es uno de los torneos que quiero jugar
siempre”, insiste. El impresionante copón’ del Open no falta en sus vitrinas desde 2002,
cuando se impuso en El Cortijo siendo un joven con unas perspectivas de futuro inmejo-
rables. “Me acuerdo muy bien de mi victoria, siempre que juego con Rafa Cabrera-Bello
lo recuerdo porque compartí con él la última vuelta. Fue una pasada”, recuerda. Además,
el levantino guarda otros recuerdos del torneo como oro en paño en su memoria. “Como
amateur, con apenas 15 años, en el Club de Campo Villa de Madrid, tuve la oportunidad
de conocer a Severiano Ballesteros, y aquello me impresionó. Mi debut profesional en el
Open de España de 1999 y la victoria en 2002 forman parte de mis mejores recuerdos
como jugador de golf”, comenta.
El Open
de Sergio
Extraño –mucho– es ver a Miguel Ángel Jiménez en
tensión en un campo de golf, sea cual sea la posición
en la que se encuentre. Esté en pleno play off de des-
empate o jugando para no quedar fuera del corte, el
andaluz siempre rebosa tranquilidad. Él dice que en
gran parte se debe a su dieta a base de gambas,
jamón, buen aceite de oliva y vino tinto, pero al margen
de estas suculentas viandas, MAJ tiene otro soporte en
el que se apoya con firmeza: sus hijos, Miguel Ángel y
Víctor, que ya empiezan a despuntar con el palo. En
diciembre de 2014, Víctor se clasificó para la gran final
del Lacoste Promesas, donde coincidió con su padre,
uno de los habituales maestros de ceremonias junto a
Chema Olazábal e Ignacio Garrido. “Me hace mucha
ilusión compartir el día de entrenamiento junto a él y
sus compañeros, a quienes aconsejaré, igual que a
todos los jóvenes que empiezan, que trabajen, sean
buenas personas y pongan ilusión en todo lo que
emprendan en la vida, ya sea en golf o en cualquier
ámbito”. Tanto Víctor como el resto de chavales, tienen
ahí la pócima para avanzar en aquello que hagan.
Palabra de Pisha’.
Jiménez Jr.
asoma en el horizonte
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