RFEGolf140 (septiembre - noviembre 2025)
Historias de la historia del golf español En 1959 se inició la actividad de Guadalmina, a orillas del mar y a 10 kilómetros de Marbella. El campo contaba con nueve hoyos sobre una superficie de unas 18 hectáreas y no se dudaba de su éxito por su privilegiada situación en el corazón de la Costa del Sol. Sin embargo, su construcción supuso un ver- dadero esfuerzo ya que se tuvieron que reti- rar 20.000 m3 de piedra y luego cubrir la zona donde se encajaría el campo de golf con 70.000 m3 de tierra vegetal. El lugar, que ya era antes de una singular belleza, cobró un aspecto esplendoroso cuando se sembró de hierba, ampliando su aspecto ajardinado cuando se plantaron 5.000 árboles de 18 variedades que transformó la fisonomía del paisaje. El gran esfuerzo realizado su vio recompensado por la afluencia de jugadores, en gran número extranjeros, lo que provocó que a los tres años de su inauguración se quedase pequeño, iniciándose su ampliación a 18 hoyos siguiendo el proyecto de Javier Arana. Se esperaba que la ampliación estuviese lista para el verano de 1963, con un trazado algo más accidentado, con cotas de entre 5 y 40 metros sobre el nivel del mar, con una longi- tud de 3.500 metros para completar un reco- rrido de 18 hoyos y 6.500 metros en total. Finalmente los segundos nueve hoyos se abrieron al juego el día 22 de marzo de 1964 con una competición “Contra Bogey” en la que se proclamó vencedor el marqués de Viluma, campeón de España senior dos meses después y campeón de España ama- teur unos años antes. 3 rfeg olf 71 70 rfeg olf Un perla de Javier Arana: su mano para construir Guadalmina A finales de 1962 hubo un acuerdo del Ministerio de Información y Turismo por el que se concedió a Valencia el terreno necesario, en la Playa de la Dehesa, para la construcción de un Parador de Turismo y un campo de golf en sus inme- diaciones. Era el embrión del nacimiento de El Saler. Curiosamente, esta circunstancia re- cordaba la visita que había realizado Javier Arana a la zona en 1954. Cuando volvió de Valencia, el diseñador reconoció entusiasmado: “He ido a ver un terreno de juego, pero no sa- tisfecho por su topografía he buscado otro lugar y he descubierto el ideal que, en mi imaginación de arquitecto de campos de golf, siempre había soñado”. Inmediatamente añadió: “Figuraos que el referido terreno, que tanto me ilusiona, está limitado por el mar y la Al- bufera. Es ondulado y cubierto de pinos de formas extraordinarias, en magnífica tierra y fácilmente regable, con la decoración maravi- llosa del mar. Sin querer, mi imaginación trabaja en un proyecto que, por desgracia, todavía sólo es mío, pero que estoy seguro superaría en escenario a los mejores por mí conocidos”. Ocho años más tarde del sueño de Javier Arana, las autoridades daban el primer paso para la construcción de uno de los mejores campos de golf de Europa de la actualidad. 3 Una segunda perla: Javier Arana ha vivido un sueño Sin querer, mi imaginación trabaja en un proyecto que, por desgracia, todavía sólo es mío, pero que estoy seguro superaría en escenario a los mejores por mí conocidos” “
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