RFEGolf140 (septiembre - noviembre 2025)

rfeg olf 27 26 rfeg olf Historia Ryder Cup do las tres que contaron con el refuerzo irlan- dés, acabaron con victoria estadounidense en esas batallas por el honor, sin dinero de por medio. No es de extrañar la despectiva defi- nición de la Ryder Cup en aquellos años: “Es una competición que ganan los americanos... y en la que los británicos también compiten”. Esa abrumadora secuencia lastró el interés de los americanos por la prueba, que en cada ocasión tenían menos entusiasmo por un enfrentamiento que sabían que iban a ganar, sí o sí. Otra idea que se estaba extendiendo era que, en una confrontación tan desequili- brada, los americanos tenían mucho que per- der y prácticamente nada que ganar, por lo que comenzaron a ser frecuentes algunas ausencias, ya que no les merecía la pena un viaje tan largo a Europa para una victoria cada vez menos valorada. Tanto era así que en las ediciones locales pre- ferían descansar “de verdad” yendo a pescar o dedicados a la familia, aprovechando que esa semana no había torrneo oficial en el Tour. Un replanteamiento global en aras del espectáculo Estados Unidos “goleó” otra vez a Gran Bretaña/Irlanda en 1977, por 12,5-7,5, y no quedó más remedio que replantearse de nuevo la formación británica. No se entendía Había que ampliar las miras: ¿Cómo era posible que Severiano Ballesteros, número 1 europeo, segundo en el Open Británico de 1976 y ganador de cinco torneos en el Circuito Europeo entre 1976 y 1977, no pudiera jugar? que esa exclusividad de origen debilitara tanto a un equipo y, en consecuencia, a una competición que necesitaba renovarse o morir. Los propios americanos se sumaron a las voces que reclamaban abrir el equipo a jugadores continentales que pudieran fortale- cer un enfrentamiento sin alma. ¿Cómo era posible que Severiano Ballesteros, número 1 europeo, segundo en el Open Bri- tánico de 1976 y ganador de cinco torneos en el Circuito Europeo entre 1976 y 1977, no pudiera jugar? ¿Cómo se podía explicar que otros jugadores continentales, con victorias en esa franja de tiempo, no pudiesen siquiera ser tenidos en cuenta?... Un repaso rápido nos ofrece a Manuel Piñero y Antonio Garrido con dos triunfos; a Salvador Balbuena, Francisco Abreu, Manuel Ramos y Angel Gallardo, gana- dores también en el Circuito; y, como guinda, la Copa del Mundo conquistada en 1976 con Seve y Piñero y, en 1977, con Seve y Garrido. Finalmente, entre el clamor de los jugadores americanos, la presión que ejercían los jugado- res continentales con sus éxitos, la necesidad de encontrar nuevas fórmulas que igualasen la competición y, no se olvide, lo ridículo que resultaba que un único Circuito Europeo fun- dado en 1972 estuviese partido en dos blo- ques a la hora de hacer el equipo para la Ryder Cup, posibilitaron un cambio histórico. Severiano Ballesteros, líder indiscutible A partir e 1979 el equipo que habría de enfren- tarse a los americanos se convertía en Europeo, liderado por un Severiano Ballesteros que había ganado el Open Británico de ese año y repetía como número 1 en Europa. El resultado final de la Ryder Cup de 1979, en la que debutaron Se- veriano Ballesteros y Antonio Garrido como pri- meros continentales en el equipo, acabó siendo favorable a los americanos, pero en el fondo había habido un cambio sustancial. La emoción se mantuvo hasta el final, comenzando los indi- viduales con sólo un punto de ventaja para los americanos, que jugaban como locales.

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