RFEGolf139 (junio - agosto 2025)
78 rfeg olf rfeg olf 79 Historias de la historia del golf español L a historia del golf español está plagada de historias, relatos interesantes que permiten conocer el pasado para comprender mejor el presente, saber de dónde venimos y diseñar mejor el futuro. A través de estas páginas van a florecer, es de justicia, un buen número de golfistas que han adquirido, en base de sus méritos deportivos, la condición de personajes del golf español, personajes auténticos que han escrito su historia y la historia del golf español. No habrá un orden cronológico, sino las ganas de mos- trar a las actuales generaciones cómo, allí y acá, el golf siempre tuvo motivos para sentirse orgulloso. Por Jesús Ruiz No lo creerán, pero la Copa Canadá era en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado una prueba cumbre del golf internacional, como lo era la Copa Davis en tenis, la Copa América de vela o la Copa Stanley en hockey. Nacida con la voluntad de promover la buena voluntad internacional a través del golf, fue el gran legado que dejó John Jay Hopkins, fundador y presidente de la Asociación Internacional de Golf, a quien una implacable enfermedad sólo permitió vivir las cuatro primeras ediciones, aunque con la satisfacción de ver crecer la prueba de 7 a 32 países participantes. Objeto de deseo de los mejores golfistas del mundo En aquellos años, la Copa Canadá, de 44 kilos de peso, era objeto de deseo de los mejores jugadores del mundo, porque hasta entonces no había torneo alguno que llevara el sobre- nombre de campeón del mundo, ni existía el título por equipos, porque no había ninguna competición por países, excepción hecha de la Ryder Cup con características diferentes y especiales. Se puede asegurar, sin lugar a dudas, que en este torneo participaban los mejores jugadores del mundo, porque cada país, con su sistema Canada Cup y su esplendoroso pasado: los orígenes de selección propio, trataba de llevar a la Copa Canadá a sus mejores representantes. Empezó a jugarse en 1953, en el campo ca- nadiense de Beaconsfield, fundado en 1904, con siete países que enviaron a su pareja de jugadores. Triunfó el equipo argentino, integrado por Roberto de Vicenzo y Antonio Cerdá, que sumaron 278 golpes en los 36 hoyos de que constó la prueba, al tiempo que Cerdá se hacía con el triunfo individual en el Trofeo In- ternacional, con 140 golpes. La base del éxito se había establecido y en la segunda edición, celebrada también en Mon- treal, participaron veinticinco países, entre los que ya se encontraba España, ausente en la primera edición. Deportivamente hablando fue la consagración para el torneo, con triunfo final de Australia gracias a Peter Thomson y su vuelta récord de 66 en la final, con el apoyo de Ken Nagle. Los “aussies” acabaron con 556 y aventajaron a los argentinos en cuatro golpes y en nueve a los representantes de Estados Unidos, con España clasificada decimotercera con un total de 586 golpes, repartidos entre Carlos Celles y Ángel Miguel. La tercera edición de la Copa Canadá se celebró en Maryland, en el Columbia Country Club, y registró la primera victoria de los nor- teamericanos, que con el tiempo se convirtieron en los grandes dominadores de la prueba. En esta ocasión, Ed Furgol (ganador del Open USA) y Chick Harbert sumaron el primer triunfo de su extenso palmarés con 560 golpes, aven- tajando en nueve golpes a los defensores del título (Thomson y Nagle) y en 36 a la pareja española, formada por los hermanos Ángel y Sebastián Miguel. La cuarta edición, celebrada en Wentworth (Inglaterra), fue multitudinaria porque los afi- cionados acudieron en masa a ver a Sam Snead y a Ben Hogan, a quienes su fama les precedía: “Ver a Hogan y ya te puedes morir” era una especie de reclamo que se acuñó entre los espectadores. A pesar de que Snead tenía una mano lastimada, se hicieron con el título superando cómodamente a una Sudáfrica representada por Bobby Locke y Gary Player, mientras España terminaba décima otra vez, con los hermanos Miguel en liza. Victoria individual del español Ángel Miguel Tras jugar en Japón, en el campo de Kasumi- gaseki, donde ganaron los jugadores locales, llegó la primera gran alegría de nuestro golf: la victoria en la prueba individual de Ángel Mi- guel, en el Club de Golf de México, inaugurado nueve años antes. Por equipos triunfó el equipo de Irlanda, con Harry Bradshaw y Christy O´Connor, que su- peraron por tres golpes a Ángel y Sebastián Miguel, pero en la competición individual Ángel superó precisamente a Bradshaw en el tercer hoyo del play-off, al que se vieron abo- cados con el empate a 286 golpes. Vamos a dejar este pequeño reconocimiento a una de las competiciones más prestigiosas en su momento con su celebración en Royal Melbourne, en Australia, en 1959. Resultó una edición memorable gracias a un público que se volcó con la competición y con los jugadores y una repercusión en prensa que valoró el torneo casi como los Juegos Olímpicos, con televisión incluida el día de la final. Además, ganaron los jugadores locales (Peter Thomson y Ken Nagle), con Ángel y Sebastián Miguel finalizando en novena posición. Aunque, quizá, los grandes protagonistas fueran los ju- gadores de Indonesia, Salim y Sjamsudin, que jugaron cada uno con cuatro palos (no bajaron de 87) y no usaron zapatos con clavos porque desconocían su existencia. Antes de empezar la competición les regalaron zapatos con clavos y un juego completo de palos nuevos a cada uno, pero apenas si los usaron. A partir de ahí empezaron los contactos para que España fuese sede de la Canada Cup en 1962, hecho que finalmente no fue posible y hubo de retrasarse hasta 1965. 3 La Copa Canadá era en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado una prueba cumbre del golf internacional, como lo era la Copa Davis en tenis, la Copa América de vela o la Copa Stanley en hockey Angel y Sebastián Miguel formando pareja en la Copa del Mundo de 1958, donde acabaron segundos y Angel logró el título individual. Roberto de Vicenzo, la gran figura argentina que ganó la primera Canada Cup junto a su compañero Antonio Cerdá. A la derecha, el australiano Peter Thomson, ganador de la segunda edición junto a su compañero Kel Nagle.
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