RFEGolf138 (marzo - mayo 2025)
Cuando Manuel Piñero llegó al golf, en España apenas había 3.000 jugadores y tres decenas de campos. Desde entonces la progresión de este deporte en nuestro país es evidente y el extremeño ahora afincado en Marbella, tras su paso por Madrid, es un espectador de ex- cepción de este cambio del que él ha sido uno de los artífices principales. Sus triunfos internacionales, sus colaboraciones en medios de comunicación, su parcial dedi- cación al Circuito Senior Europeo (actual Le- gends Tour) desde finales de 2002 y sus tra- bajos como diseñador de campos de golf con la empresa Target Ingenieros suponen una magnífica tarjeta de presentación. Pero lo que distingue a Piñero, sobre todas las cosas, ha sido su tremenda voluntad por llegar a ser algo para lo que pocos le daban posibilida- des. Menudo, con aspecto frágil, se esforzó en horas de gimnasio y de entrenamiento específico para intentar tener la fortaleza necesaria para poder competir. Luego, se forjó el campeón... Sus inicios los recuerda con nostalgia “pero sa- tisfecho de que ese ambiente se haya superado en el golf español. Cuando yo llegué a Club de Campo (Madrid), con 10 años, fue obligado por la necesidad de ayudar en casa con algunos ingresos. Empecé como caddie y algunas bolsas eran más grandes que yo, pero tenía muchas ansias de aprender y la pasión por el golf prendió en mí rápidamente. Empecé a entrenar a todas horas para poder hacerme profesional y con 16 años lo conseguí, empezando a jugar en la gira del Norte con 23.000 pesetas que mis padres tenían ahorradas y que pusieron a mi disposición. Luego Patrick Edel me ayudó durante varios años, hasta que gané mi primer Open de Madrid, en 1974, cuando decidí continuar en solitario”. El golf en España no hay quien lo pare y ha au- mentado sensiblemente el número de jugadores. “Es un fenómeno que ha sido posible, en primer lugar, por los muchos jugadores excep- cionales que ha dado nuestro país, a pesar de no tener una tradición de golf antigua. Aunque hubo grandes golfistas en los años 50, los sen- sacionales triunfos de Severiano Ballesteros lle- varon al golf español a todos los medios de comunicación internacionales como nunca antes lo había logrado otro deportista español, y eso ayudó a despertar la afición entre los es- pañoles. También ha contribuido el turismo, que ha fomentado la creación de campos”. Manuel Piñero trata de encontrar una conexión entre el modo de ser hispano y los éxitos con- 56 rfeg olf rfeg olf 57 Historias de la historia del golf español L a historia del golf español está plagada de historias, relatos interesantes que permiten conocer el pasado para comprender mejor el presente, saber de dónde venimos y diseñar mejor el futuro. A través de estas páginas van a florecer, es de justicia, un buen número de golfistas que han adquirido, en base de sus méritos deportivos, la condición de personajes del golf español, personajes auténticos que han escrito su historia y la historia del golf español. No habrá un orden cronológico, sino las ganas de mos- trar a las actuales generaciones cómo, allí y acá, el golf siempre tuvo motivos para sentirse orgulloso. Por Jesús Ruiz Manuel Piñero fue pionero de la preparación física en el golf profesional español y no deja de ser gracioso que lo que entonces era chocante, en la actualidad se considera fundamental en todos los deportes Manuel Piñero, el precursor de la preparación física seguidos por nuestros representantes porque “la verdad es que es un deporte tremendamente creativo, porque hay que inventar y demostrar las habilidades personales, y en el que el aspecto psíquico cuenta muchísimo. El golf, además, es fundamental para mantenerse en buena forma a partir de cierta edad, para las relaciones personales y, por supuesto, para la economía del país a través del turismo. Se puede jugar a cualquier edad y, lo mejor de todo, se puede jugar en familia, con amigos y siempre en pleno contacto con la naturaleza, algo que hemos perdido bastante en España al haber aumentado el tamaño de las ciudades. Además, ha cambiado la aceptación popular y ya no eres un bicho raro si juegas al golf, como sucedía antes”. Manuel Piñero se retiró de la competición a una edad relativamente temprana “quizá por- que empecé muy joven a competir. Me acabé retirando relativamente pronto, pero estuve en esa primera línea durante casi veinte años, que es mucho tiempo. Cuando nació Laura, nuestra primera hija, coincidió con un momento en que había cumplido todos mis objetivos deportivos, incluso había jugado y ganado la Ryder Cup en la reconquista europea (1985) después de 13 ediciones sin ganarla. A partir de ese momento noto que se me hace cada vez más cuesta arriba estar varias semanas seguidas fuera de casa y me empiezo a cuestionar si merece la pena continuar y, a partir del nacimiento de Natalia, en 1988, bajó mi dedicación a la competición. Luego, además, comencé a integrarme en el diseño de campos y fui cambiando los valores”. Algo que no le podrá quitar nadie es haber sido pionero de la educación física en el golf profesional español y no deja de ser gracioso que lo que entonces era chocante, en la ac- tualidad se considera fundamental en todos los deportes y también en golf. “Por mi constitución física era primordial para mí llevar a cabo unos entrenamientos específicos para el golf de alta competición. Y está claro que fue un acierto el trabajo que realicé con mi preparador físico, José Luis Izquierdo, recu- perador de los jugadores del Real Madrid que estaban lesionados. Gracias a eso yo pude tener el fondo suficiente como para aguantar la dureza de la competición y ganar con 20 años mi primer Campeonato de España, mi mejor recuerdo deportivo. La satisfacción que tuve cuando llamé por te- léfono a mis padres para decirles que era cam- peón de España no he vuelto a sentirla nunca más. Luego he conseguido triunfos seguramente más valorados por el público, como el PGA bri- tánico en el que participaban los mejores ju- gadores del mundo en ese momento (Player, Watson, Seve, etc...), pero yo me quedo con esa primera victoria”. Hablamos de 1973, tres años antes de ganar la Copa del Mundo junto a Severiano Ballesteros, victoria que repetiría en 1982, esta vez con José María Cañizares, añadiendo a su palmarés el triunfo individual. 3
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