RFEGolf134 (marzo - mayo 2024)
12 rfeg olf Historia del Golf Olímpico En ese momento, en noviembre de 1988, se produjo otro hecho importante que pone en valor la aportación de España en toda esta historia. Emma Villacieros fue elegida presidenta de la RFEG. Durante la celebración de su primera Asamblea General, José Antonio Jefael, que había sido tesorero en la Copa del Mundo de Profesionales, se levantó para solicitar a la Presi- dencia que volviese a retomar este asunto. 1992, Barcelona, estaba a la vuelta de la esquina. Apenas una semana después, durante la entrega de unos premios al Deporte en el Palacio Real, Emma Villacieros coincidió con Severiano Ballesteros, con quien se citó poste- riormente en un almuerzo donde el genial golfista cántabro le expuso su preocupación por el escaso crecimiento del golf en España a pesar de sus numerosos triunfos, por la falta de campos públicos, por la necesidad de más torneos de importancia en nuestro país y, también, por lo determinante que sería que el golf estuviera presente en los Juegos Olím- picos de Barcelona’92. Emma Villacieros recogió el testigo, consciente sin embargo de las enormes dificultades para un deporte que en aquel entonces sólo tenía 45.000 federados, unos recursos escasos y, sobre todo, una premura de tiempo casi in- soslayable ante la inminencia de los Juegos de Barcelona. En el dossier que había sobre este tema en la RFEG, existía una carta de José Antonio Sama- ranch, dirigida al Tour Europeo, en el que invitaba al golf como deporte de exhibición. Esa iniciativa, sin embargo, no cuajó, por lo que Emma Villacieros decidió presentarse en Bar- celona, el 7 de enero de 1989, para hablar di- rectamente con los organizadores de los Juegos, los señores Fonseca y Abad, quienes se mostraron interesados por el tirón mediático del golf y por la posibilidad de que los derechos de TV aumentasen significativamente. Intervenciones decisivas La presidenta de la RFEG salió de aquella reunión con la esperanza de que se había conseguido, si bien las dificultades seguían la- tentes. En abril de 1989, durante la Conferencia Mundial del Golf, solicitó hablar ante la Asamblea General para plantear la necesidad de crear una Federación Internacional que permitiese el regreso del golf a los Juegos Olímpicos. Francia, diversos países de África, Asia, Nueva Zelanda y parte de Sudamérica apoyaron la pro- puesta, pero gran parte de Europa y los países anglosajones semostraron reticentes, entablándose unas fuertes discusiones que culminaron con una pregunta del responsable de St. Andrews in- teresándose sobre si seguiría adelante con esta iniciativa, a lo que le contestó desde el estrado, con enorme expectación de la sala, que no pen- saba tirar la toalla, animada sobre todo por el ejemplo francés y el apoyomanifiesto de bastantes países pequeños que veían la posibilidad real de rfeg olf 13 crecer, de tener más ayudas, más campos. Desde entonces Emma Villacieros se dedicó a hacer un lobby y a viajar a todos los eventos posibles para hablar con unos y otros. Es cierto que el golf pudo ser olímpico en los Juegos de Atlanta’96, pero la elección del campo, Augusta National, causó una enorme controversia por las restricciones a ser socios a mujeres y diversos colectivos sociales, lo que motivó el rechazo del alcalde de Atlanta. Fue una lástima, porque se podía haber elegido otro de los numerosos y magníficos campos que rodean Atlanta, pero el hecho, quizá, de no hacerle un feo a Augusta hizo que el asunto no se removiera. Con posterioridad, entre 1996 y 2000, todo fue un caminar por el desierto. Una pura ca- sualidad hizo que, durante unas vacaciones en EEUU, Emma Villacieros coincidiese con Ty Votaw, en aquel entonces Comisario del Tour Americano Femenino. Ante su sorpresa, el Co- misario le expuso que estaba a favor de impulsar la presencia del golf en los JJOO. Más suerte aún, dos años después Ty Votaw fue nombrado vicepresidente del Tour Americano Masculino, por lo que trasladó de inmediato esa inquietud a su nueva organización. Desde ese momento las cosas comenzaron a rodar mejor. Las continuas conversaciones en- tabladas en el pasado, los contactos con personas relacionadas con la industria del golf, con los jugadores profesionales, con decenas y decenas de personas, acabaron concienzando a todos de la necesidad de mostrarse unidos. Fue vital el apoyo expresado por Tiger Woods y otros grandes profesionales para que por fin el golf fuese reconocido como Federación Internacional y poder estar presentes en Río en 2016. Y llegó el 9-10-2009, en Copenhague, cuando el golf volvió a formar parte de manera merecida del Olimpo deportivo que se va a volver a reproducir dentro de nada, tras las experiencias de Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020, en París 2024. 3 Aunque el resultado final de la votación fue positivo, el desarrollo no fue nada fácil. Al final se sumaron 24 votos en contra –por 67 a favor– cuando el rugby a 7 acumuló sólo siete
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