RFEGolf134 (marzo - mayo 2024)

Descubre más en volvocars.es El Volvo EX30 eléctrico puro ya está aquí. quien aseguró que iban a jugar los mejores teniendo en cuenta que, como habían mani- festado muchos de ellos, con Tiger Woods a la cabeza, se podían ganar muchos grandes, se podía ganar mucho dinero, pero que una medalla olímpica era algo único en la historia personal de un deportista. Luego llegó el turno de preguntas, un momento decisivo para la resolución posterior. La primera de ellas hacía referencia al número de partici- pantes y a la fórmula de juego, cuestiones a las que contestó el Secretario de Saint Andrews. La participación se iba a establecer en base al Ranking Mundial teniendo en cuenta que, con objeto de ampliar el número de países parti- cipantes, se corría turno en cuanto existían más de dos jugadores del mismo país dentro del Top 20. La fórmula de juego propuesta era 72 hoyos medal play tanto en el torneo masculino como femenino, que contaban en ambos casos con 60 profesionales. Esta cuestión suscitó la pre- gunta de por qué no se empleaba la modalidad match play, a lo que se contestó argumentando que la inmensa mayoría de profesionales con- sideraban más justo el medal play. La siguiente pregunta versó sobre la gran ex- tensión de terreno que ya entonces requerían los campos de golf, cada vez más largos en respuesta a las nuevas tecnologías de palos y bolas. La solución, se dijo, se encuentra en que el diseño de los campos acentúe conceptos como estrategia y precisión alrededor de los greenes para conseguir que el driver y el putter fuesen realmente los palos decisivos. Preguntas con respuesta ¿Residirán los jugadores de golf en la Villa Olímpica? Padraig Harrington, ganador de varios grandes, fue el encargado de contestar a esta pregunta dirigida sin duda a determinar cuánto había de verdad en esa imagen de lejanía que en ocasiones parecían dar los pro- fesionales. La respuesta de Harrington fue clara y con- tundente: “A mí no sólo me importa ganar una medalla olímpica, sino también estar con todos los grandes atletas que veo por televisión y que no he tenido la oportunidad de conocer. Quiero convivir con ellos y por supuesto que estaremos en la Villa Olímpica”. Tomaron asimismo la palabra Michelle Wie y Suzzan Pettersen, así como el italiano Mateo Manassero, el único amateur de todos los gol- fistas presentes, que con apenas 16 años era el más joven en ganar un British Amateur. Éste último dio una lección a todos mediante una intervención en la que reclamó “una oportu- nidad, por favor, para no sólo competir, sino para ganar una medalla olímpica”, todo ello en un perfecto inglés y con un aplomo que puso de manifiesto que nos encontrábamos ante un gran deportista. Luego llegó el momento de la votación – “ahora o nunca”–, la hora de la aprobación y el reconocimiento al trabajo desarrollado por decenas y decenas de personas que lucharon durante años para que el golf, por fin, fuese un deporte olímpico. Muchos años de trabajo Atrás quedan aquellos años, demasiados, en los que el deporte del golf estuvo alejado del movimiento olímpico desde que en la edición de 1904 se produjese un boicot y se suspen- diese la competición. Las dos grandes Guerras Mundiales retrasaron la creación de una Fe- deración Internacional, no siendo hasta 1980 cuando la Federación Francesa de Golf, con su presidente Claude Cartier a la cabeza, solicitó a Saint Andrews y a la USGA realizar gestiones para conseguir el reingreso en los Juegos Olímpicos. La falta de concienciación en aquellos mo- mentos, la clara división entre el mundo del golf amateur y profesional y la escasa disposición de estos últimos hizo que, tras 6 años y nu- merosos esfuerzos, se arrojase la toalla. 10 rfeg olf Historia del Golf Olímpico

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