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EL
GUANTE
QUE PREFIEREN
LOS
PROFESIONALES
.
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Tour y por el mayor número de jugadores de golf por encima de cualquier otra
marca. Es por esto que FJ es el guante Nº 1 en golf.
©2017 Acushnet Company
STASOF
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SCIFLEX TOUR
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PURE TOUCH
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PERFIL
Sergio García,
genio con o sin grande
Si algo ha tenido que escuchar con demasia-
da frecuencia Sergio García en los últimos
años –e incluso lustros– es aquello de que era
el mejor jugador del mundo sin un grande en
sus vitrinas. “Sí, es un jugador magnífico, pero
aún no tiene un Masters o un British”, decían.
Desde la madrugada del 9 al 10 de abril, este
argumento está obsoleto.
Sergio García es y siempre ha sido, para juga-
dores, técnicos, prensa especializada y aficio-
nados, un golfista singular, dotado de una
técnica y de un talento extraordinarios para el
golf. Dicho de otra forma, es un genio, más
allá de que una inoportuna corbata en el 18
de Carnoustie le pudiese privar de un British.
Con o sin grande, siempre ha sido un genio.
Sí, porque sólo un genio es capaz de perma-
necer tantos años en la cima del golf mundial,
de jugar siete Ryder Cup –cinco de ellas, con
triunfo– con récord de victorias, de ganar
nueve veces en el PGA Tour y otras doce en el
European Tour, de vencer en The Players, el
famoso quinto grande,… su currículo es sen-
cillamente espectacular, al alcance sólo de los
mejores golfistas del mundo.
Cincelado por las manos de su padre, Víctor,
Sergio García se define como “un jugador de
sensaciones” más que un hijo de la tecnolo-
gía, tan presente en los últimos tiempos en la
enseñanza de golf.
“Los que empiezan ahora están mejor prepa-
rados que cuando yo empecé, son más atle-
tas, pero es el cambio lógico que ha ido
pidiendo este deporte. El talento… lo tienen
contados. No creo que volvamos a ver la habi-
lidad y las manos de Seve. La tecnología ha
dado un poquito de ventaja a los que no tie-
nen tanto talento”, explicaba en su vuelta al
Open de España en 2013.
Siguiendo su instinto y con su forma de traba-
jar, el castellonense ha ganado en Estados
Unidos, en Asia y en Europa. Sergio García
tiene su forma de hacer las cosas y de vivir.
Amante del fútbol, del Real Madrid y del
Borriol, siempre se ha dejado guiar por lo que
le decía su olfato. A la vista está que la senda
era la correcta. Lo dicho, más allá de ‘grandes’.
Ganador desde pequeño
Sergio García se hizo profesional en 1999, año
en el que ya dejó ver en el PGA Championship
que el golf mundial había descubierto un dia-
mante. Pero antes de llegar a este punto, su
carrera ya era tremendamente exitosa. Como
amateur había ganado el British Boys (1997) o
el British Amateur (1998), dos de los torneos
más prestigiosos a nivel continental.
En los links británicos, y obviamente en
España, ya se hablaba de ese chaval que tenía
descaro, golf y talento para plantar cara al
Tigre, a Tiger Woods, que amenazaba con
arrasarlo todo. Fue campeón de Europa
Individual (1995) y por conjuntos con los
Equipos Nacionales (1997), y cuando lo había
ganado prácticamente todo como amateur,
dio el gran salto.
“Ganar un grande no es
cuestión de vida o muerte”
Ya como profesional, se convirtió rápidamen-
te en una referencia, tanto en Estados Unidos
como en Europa. Los títulos fueron cayendo
poco a poco: Abierto de Irlanda (1999), Mas-
ters de Alemania (1999), Colonial Invitational
(2001), Westchester Classic (2001), Mercedes
Championships (2002),… a falta del ‘Major’
que no llegaba.
Se le escapó en ese dramático final del British
Open 2007 ante Padraig Harrington, y tam-
bién muy cerca estuvo en otras cuantas oca-
siones. Hasta este momento había hecho tres
Top 10 en Augusta, cinco en el US Open, diez
en el British y cuatro en el PGA Championship.
Unos números impactantes.
Sergio García siempre trató de quitar dramatis-
mo al famoso tema del ‘Grande’. “No me
pongo metas. En todos los torneos intento
jugar lo mejor que puedo y, obviamente, que-
dar el primero. Mi objetivo es seguir divirtiéndo-
me con lo que hago y mejorando en todo. En
los Grandes intento darme las máximas posibi-
lidades de ganar, pero no es cuestión de vida o
muerte. Espero que llegue un Grande, pero mi
vida no depende de ello”, decía en 2013.
Y en esas llegó 2017. Cuando arreciaba con
mayor fuerza el fenómeno Jon Rahm, Sergio
García aprovechó este periodo de calma vital
y deportiva para jugar sus bazas como nunca
lo había hecho y desterrar de un plumazo
esos viejos fantasmas. Aunque no hay que
olvidar que siempre ha sido un genio, con
Grande o sin él.
The Masters 2017