RFEGolf131 (junio - agosto 2023)
L a edición de este año del Open de España Masculino constituye una cifra redonda: es la número 50 desde que nuestro Abierto Internacional entró a formar parte del Circuito Europeo. Ocurrió en 1972 tras la gestión de John Jacobs, verdadero impulsor de la unificación de torneos en Europa, olvidando la división existente entre Gran Bretaña y Europa Continental. Si se quería tener un Circuito Europeo verdaderamente sólido, pasaba ineludiblemente por agrupar fuerzas, pensaba con acierto el que fuera gran jugador, técnico, capitán y gestor. Ahora, cincuenta años después, esa globalización ha llevado a un DP World Tour que incluye en su calendario pruebas en prácticamente todo el mundo. El tercer torneo profesional más antiguo de Europa Con todo esto, no podemos olvidar que nuestro Abierto Internacional, el relanzado Open de Es- paña, nació en 1912, en los albores del siglo XX, lo que le convierte en el tercer torneo más antiguo de Europa en “veteranía continua”. Esta afirmación requiere una aclaración, toda vez que el Open de Bélgica nació en 1910, pero ha estado muchos años sin disputarse, lo mismo que el Open de Alemania, cuya pri- mera edición data de 1911; o el PGA Match- Play, que se celebró por primera vez en 1903 pero desapareció en 1980. Podemos convenir, por tanto, en que nuestro Abierto de España es un torneo que, junto al Open de Holanda, sólo es superado en antigüedad ‘continuada’ por el Open Británico (1860) y el Open de Francia (1906) en el Viejo Continente. Y si nos trasladamos al otro lado del Océano Atlántico, cuenta con más antigüedad que el propio Masters de Augusta (1934) o que el PGA esta- dounidense (1916), ambos torneos que forman parte en la actualidad del “Grand Slam”. Para el recuerdo, habremos de citar esa primera edición del Open de España “europeo”, cele- brada en 1972 en Pals, donde acabaría impo- niéndose Antonio Garrido en play-off con Va- lentín Barrios, aunque cada uno se llevara un cheque de 215.000 pesetas producto del re- parto, con una “tramontana” que endureció mucho el juego y los resultados. Se cumplen ahora de aquello las Bodas de Oro en el Circuito Europeo, toda vez que la edición de 2017 no se disputó ni tampoco la de 2020, con motivo de la pandemia. El Open de España aterriza en La Manga La gran evolución del Open de España Masculino comenzó al año siguiente, en 1973, gracias a Gregory Peters, dueño de La Manga Club, quien garantizó un mínimo de 25.000 libras para premios en cada uno de los cinco años que La Manga habría de ser sede del Open de España. Muchos criticaron este “monopolio” porque eran momentos de gran auge en nuestro golf y en muchos sitios de España, plasmada en la construcción de un elevado número de campos nuevos. Y se quería ver en acción a nuestros jugadores, por entonces dominadores del Cir- cuito Continental, en competencia directa con los mejores extranjeros. Se dudó por tanto sobre la conveniencia de tener en nuestro país un gran torneo de cate- goría mundial, como pensaba hacer Peters, aunque fuese de prestado (se suponía que la gente llegaría a hablar más del Open de La Manga que del Open de España), antes que un torneo realmente propio, aunque tuviese menos dinero en premios y, consecuentemente, jugadores menos llamativos internacionalmente. Se pidió por ello a Peters que no subiera dema- siado el montante en premios para no quemar el resto de las competiciones continentales. No en vano, las 25.000 libras del Open de España eran en aquel momento el segundo total más alto, detrás del Open Escandinavo, que ofrecía 30.000, cuando el mínimo para que una prueba fuese puntuable lo estableció John Jacobs en 15.000 libras. Sin embargo, lo cierto es que la etapa que pasó el Open de Es- paña en La Manga fue de suma importancia. 76 rfeg olf rfeg olf 77 La relación del Open de España Masculino con el Circuito Europeo, que se inició en 1972, alcanza ahora los 50 años toda vez que las ediciones de 2017 y 2020 no se disputaron Bodas de Oro con el Tour Europeo Open de España Masculino
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