RFEGolf130 (marzo - mayo 2023)
L a séptima entrega de nuestra historia de los “majors” conquistados por los golfistas españoles tiene todo que ver con el saldo de una cuenta pendiente por parte de Sergio García, un jugador excepcional, de una calidad extrema que le llevó durante años y años a ubicarse en los primeros puestos del Ranking Mundial, con decenas de triunfos en torneos muy importantes pero al que, ay, le faltaba un ‘Grande’ en su impresionante palmarés. En 1999, todavía participando como amateur, Sergio García acompañó en las fotografías al campeón profesional, ofreciendo una imagen de presente y futuro de éxitos del golf español en Augusta. José María Olazábal se enfundaba su segunda chaqueta verde y Sergio anidaba el íntimo deseo de proclamarse campeón del Masters en el futuro, como profesional, tomando como partida el puesto 38 en que acabó en esa ocasión como aficionado. Pero el tiempo pasaba y las ediciones se sucedían con más pena que gloria para el cas- tellonense, que no ocultaba la frustración que le provocaba un campo elogiado por todo el mundo pero en el que no se encontraba a gusto. Incluso llegó a compadecerse de sí mismo, manifestando en público que creía no tener “lo necesario para ganar un grande”, su- mando cuatro ocasiones como subcampeón de “majors”. En Augusta, sólo en cinco ediciones había terminado bajo par y contaba con tres posiciones entre los diez primeros –cuarto en 2004 y octavo en 2002 y 2013– en diecisiete participaciones. 78 rfeg olf Historia de los majors españoles (VII) rfeg olf 79 La cuenta pendiente de Sergio García Sergio García se convirtió en 2017 en el tercer español que conquistaba el Masters, distinguiéndose como uno de los pocos jugadores que ha ganado las categorías amateur y profesional en Augusta El brillante golfista castellonense, en un campo donde se había frustrado con asiduidad, se quitó el sambenito de “mejor jugador del mundo sin ganar un Major” El hoyo 13 pudo ser decisivo Cuando Sergio García dropó en el hoyo 13 de la ronda final, hubo llamadas de espectadores sugi- riendo la posibilidad de que su bola se hubiese movido mientras quitaba pinaza cerca de su bola. Sin embargo, esta observación fue desestimada por los oficiales del torneo, determinando que no había motivo de sanción alguna. Según la Regla 18-2 (Decisión 18/4), incluso si la evidencia de una cámara de televisión de alta definición muestra movimiento, no hay sanción si se considera que el movimiento no era razonablemente perceptible a simple vista en ese momento. “
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