RFEGolf130 (marzo - mayo 2023)
U na de las muchas ventajas de nuestro deporte es que se puede disfrutar y ser igual de competitivo con veinte, cuarenta o sesenta años, porque el golf no es una cuestión de edad, sino de actitud. Veamos algunas claves para seguir disfrutando y seguir siendo igual de competitivo tenga la edad que se tenga. Los buenos competidores son aquellos que ven un reto ante cualquier situación de la competición y, además, saben sacar el máximo partido a las armas y recursos con los que cuentan en un momento determinado. Por tanto, para ser competitivo no se necesita tener una edad de- terminada, se puede ser igual de competitivo con quince, treinta o sesenta años. El primer paso: conocerse La primera clave para ser competitivo es co- nocerse bien, saber cuáles son nuestras armas a la hora de afrontar el reto de competir. Evi- dentemente, cuantas más “armas” se tengan en el arsenal, más opciones se tendrán de conseguir un mejor resultado, pero no olvide que el ser competitivo es una cuestión de ac- titud y no de tener más o menos cualidades. Evidentemente las habilidades y cualidades con las que cuenta un jugador son diferentes dependiendo de los años de práctica, de la experiencia y, por supuesto, de la edad, pero la primera clave para ser competitivo, inde- pendientemente de la edad que se tenga, es conocer nuestros recursos, nuestros puntos fuertes y débiles y saber ajustar nuestro juego y nuestras decisiones a esas cualidades ac- tuales, ni por encima ni por debajo de nuestras posibilidades. Estos dos factores serán los que nos lleven a hacer los menos golpes posibles con las armas que tengamos en cada momento. Adaptando el estilo de juego Puede que la pérdida de algunas cualidades con la edad nos lleve a realizar adaptaciones en el material de juego, por ejemplo varillas más flexibles. También quizás necesitaremos ir adaptando nuestro estilo de juego a las cualidades que tenemos en este momento para conseguir el mejor resultado posible con las armas que poseemos. En el caso de los seniors, y a pesar de la evolu- ción de las bolas y de los materiales, lo más normal es que paulatinamente vayamos per- diendo distancia con nuestro driver o que ne- cesitemos usar un palo más para hacer la misma distancia. No es raro que cueste aceptar esta pérdida de distancia, pero lo que realmente limita la capacidad competitiva no es la distancia, sino la frustración por no pegarle igual de fuerte que años atrás. El jugador competitivo, en vez de lamentarse por la distancia perdida, analiza qué puede hacer o qué recurso necesita potenciar para compensar la pérdida de distancia. Y aquí cada jugador debe de encontrar sus respuestas. Para algunos jugadores será adaptar su estra- tegia, para otros intentar mejorar de 50 metros para abajo. Gana el que menos golpes hace, no el que más fuerte le pega. Psicología rfeg olf 73 72 rfeg olf Los buenos competidores son aquellos que ven un reto ante cualquier situación de la competición y, además, saben sacar el máximo partido a las armas y recursos con los que cuentan en un momento determinado Confianza & Concentración Por otro lado, la confianza y la concentración también marcan la diferencia entre los buenos y malos competidores. La capacidad para mantenerse concentrado durante 40-50 se- gundos, que es el tiempo que necesitamos estar concentrados en la rutina pre-golpe, no va a variar significativamente con la edad. Si no tenía dificultades de concentración con 30 años, tampoco las tendrá con 60. Lo que hay que tener en cuenta es que deberá des- conectar entre golpe y golpe y así su concen- tración será óptima durante los 18 hoyos. Por último, para mantener la confianza a un buen nivel, lo que debe de vigilar son sus au- todiálogos y su rutina post-golpe. Si después de cada golpe se lamenta de que hace 20 metros menos con el driver o que antes jugaba un hierro 8 donde ahora tiene que jugar un 6, estará limando, poco a poco, su confianza. Por el contrario, si después de cada golpe, aunque no haya sido perfecto, es capaz de decirse mentalmente algo que haya hecho bien, o aceptando los errores, estará siendo consciente de sus cualidades y no sólo de sus limitaciones. Y cuando falle y no haya nada bueno que decirse, entonces será cuando más necesite animarse y apoyarse en vez de criticarse o lamentarse por los errores. Si lo consigue, su actitud competitiva será la misma de siempre y, lo más importante, podrá seguir disfrutando del reto del golf indepen- dientemente de su edad, de su hándicap y de su pegada, porque el golf es una cuestión de actitud. 3 Por Óscar del Río Psicólogo deportivo RFEG Cuestión de actitud, no de edad
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