RFEGolf128 (septiembre - noviembre 2022)
Gestión y fomento de todo tipo de actividades Juan Antonio Andreu fue sucedido en el cargo por Juan Manuel Sainz de Vicuña en julio de 1974. El nuevo presidente pasó a la historia del golf español como otro gran gestor, aportando sus sólidos conocimientos empresariales a la RFEG para poner las bases de una gestión mo- derna y pujante en este organismo federativo. La creación de un organigrama mucho más definido y coherente; el fomento de iniciativas propias dentro de cada Comité con el objetivo de aunar esfuerzos individuales en favor del bien común; el establecimiento de una política de patrocinios como elemento fundamental en la gestión federativa... fueron, entre otras, cuestiones que caracterizaron su mandato y que quedaron reflejados en datos objetivos –el doble de federados y un 50% más de campos entre 1974 y 1981– que adquieren más valor si se tiene en cuenta que fueron gestados en una época complicada, de recesión económica mundial que afectaba a todos los sectores. Aquellas líneas maestras de dirección, trazadas con más o menos intensidad, son las que han inspirado hasta la actualidad la gestión de este organismo federativo. Las puso en práctica Luis Figueras-Dotti entre diciembre de 1981 y noviembre de 1988 –con Juan Castresana como presidente interino entre abril y diciembre de 1981–, lo hizo a partir de esa fecha Emma Villacieros, la persona que durante más años ha ostentado la presidencia de la RFEG, en el cargo hasta diciembre de 2008, y lo continúa en la actualidad Gonzaga Escauriaza, al frente de la presidencia federativa desde ese momento hasta la actualidad. Ya más reciente para todos, fue durante el mandato de Emma Villacieros cuando el golf español experimentó su segundo y más im- pactante ‘boom’, avalado por un aumento en el número de campos y licencias sin prece- dentes, hasta el punto de convertir al golf en el deporte de moda en España. El objetivo de la Federación, en estos últimos 20 años, durante las presidencias de los citados Emma Villacieros y Gonzaga Escauriaza, ha sido popularizar este deporte en la sociedad española, un objetivo para el que ha resultado imprescindible la colaboración de las Federa- ciones Autonómicas, los Clubes y el trabajo constante de los miembros de la Junta Directiva y los distintos Comités de la RFEG. La construcción de campos públicos a lo largo y ancho de toda la geografía española, una gestión que ya comenzó a dar verdaderamente sus frutos con la inauguración en 1995 de Can Sant Joan, La Llorea y Abra del Pas y que ahora sitúa la cifra total en 40; la creación y consolidación de una Escuela Nacional de Golf; la celebración de la prestigiosa Ryder Cup en 1997 en el Club de Golf Valderrama y la muy próxima Solheim Cup en 2023 en Finca Cortesín; la lucha por convertir al golf en deporte olímpico, la revitali- zación de los Open de España Masculino y Fe- menino y la creación del Centro Nacional de Golf en Madrid –inaugurado el 7 de marzo de 2006– han sido los objetivos principales, acom- pañados, felizmente, por los cada vez más ha- bituales éxitos deportivos de los golfistas españoles, situados en numerosísimas ocasiones en las po- siciones de privilegio del golf mundial. 3 62 rfeg olf pudientes e influyentes de este país. Además, Juan Antonio Andreu se descolgaba con anuncios deportivos rimbombantes y curiosamente de enorme calado, lo que a su vez exigía un enorme esfuerzo organizativo suplementario –como la celebración de los Campeonatos del Mundo Amateurs por Equipos y de la Copa de la Hispanidad en España, ambos en 1970–, si bien eran las bases federativas y por extensión del golf español lo que generaba mayores desvelos en los máximos responsables del ente federativo. La propuesta de que los golfistas españoles tuviesen la obligación de poseer una licencia federativa para jugar en los campos de golf era una de ellas, así como que, con objeto de prestar la mayor protección y apoyo posible al desarrollo del golf juvenil e infantil, se re- dujesen los derechos de juego en un cincuenta por ciento a los jugadores juveniles, quedando exentos de pago de tales derechos los infantiles. No en vano, eran épocas en las que los niños tenían casi vedado el acceso a los campos. Asimismo, la Real Federación Española de Golf publicó en aquellos años el Reglamento Nacional de Ventajas –como se denominaba a los handicaps–, que sustituía al que estaba en vigor, entre otras cosas sustanciales porque apenas tenía valor. Lo fundamental era que las normas, a tono con las que regían en el extranjero, eran mucho más claras, por lo que se auguraba que los Comités de Competición de los Clubes iban a poder aplicarlo con mayor sencillez y, sobre todo, eficacia, dado que los errores co- metidos con el sistema anterior eran muy nu- merosos. Más tarde, bastante más tarde, llegaría la informatización a todo este proceso que en aquel entonces se realizaba manual- mente, con lápiz y papel. En otro orden cosas, el acceso de los mejores jugadores amateurs al profesionalismo era un proceso que comenzaba a darse con creciente fuerza a principios de los setenta, una época en la que las Federaciones Regionales –como se las denominaba entonces– fomentaban cada vez más la práctica del golf dentro de sus respectivos territorios. rfeg olf 63 Historia RFEG Jugadores con historia Los casi 90 años de historia de la RFEG se han cimentado, entre otras cosas, con la sobresaliente actuación de los golfistas españoles a lo largo de este largo periodo. Jugadores de la categoría de los hermanos Miguel, Ángel y Sebastián, de los entrañables Luis Ignacio Arana, Iván Maura, Ramón Sota o Ramón Tayá, por poner algunos ejemplos significativos anteriores a los ya más recientes José María Cañizares, Manuel Piñero, Antonio Garrido o el inconmensurable Severiano Ballesteros, pilar fundamental en la historia del golf español que tiene como principales sucesores a José María Olazábal, Sergio García y Miguel Ángel Jiménez, han brillado con inusitada fuerza tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Por si fuera poco, la espectacular irrupción de Jon Rahm en el panorama golfístico mundial, donde se ha convertido en una referencia imprescindible avalada por los numerosos e importantes títulos conseguidos a velocidad de vértigo, que le llevaron al número 1 del Ranking Mundial, constituye el soporte definitivo para un deporte sustentado por una enorme base social que ha contribuido a superar con éxito la crisis mundial financiera de 2008 y la pandemia del coronavirus de 2020. En el ámbito femenino, imprescindible alabar la aportación de las jugadoras pioneras en España –Mercedes Etchart, Elvira Larrazábal, Carmen Maestre, etc– que ofrecieron el testigo a siguientes generaciones –Emma Villacieros, Cristina Marsans, Teresa Bagaría, Marta Figueras-Dotti, la primera profesional española que, entre otras cosas, ganó en el Circuito Americano, etc– hasta llegar a nuestros días, donde la prolífica cantera del golf español encarnada por Carlota Ciganda, Azahara Muñoz y compañía constituye el último eslabón de una cadena en la que asimismo es preciso destacar a Raquel Carriedo y Paula Martí.
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