RFEGolf127 (junio - agosto 2022)
68 rfeg olf Historia de los majors españoles (IV) rfeg olf 69 La mejor vuelta de su vida L a cuarta entrega de la historia de los “majors” españoles, iniciada a raíz de la victoria de Jon Rahm en la última edición del US Open, con objeto de recordar a aquellos otros golfistas que abrazaron la gloria de nuestro deporte con anterioridad, vuelve a tener como protagonista a Severiano Ballesteros, una pre- sencia lógica si se tiene en cuenta que el mago de Cantabria dominaba literalmente el mundo en la década de los años 80. No en vano, entre los años 1983 y 1988, Seve- riano Ballesteros ganó tres “grandes”, más que ningún otro jugador en el planeta, en una época en la que únicamente otros dos golfistas consiguieron más de un triunfo en estas pruebas especiales: Sandy Lyle (un Masters y un British) y Larry Nelson (un Open USA y un PGA). Nadie consiguió repetir victoria en ninguno de los “grandes”, excepto Severiano, que con- siguió levantar dos veces el Open Británico. Pero es que, además, el español recibió final- mente el reconocimiento a su talento que le venían negando en Estados Unidos tras una convincente victoria en el Masters que le pro- porcionó su segunda chaqueta verde. Retomamos el relato publicado en el número anterior –donde se glosaba su segundo triunfo en el Masters de 1983 y también su segunda victoria en el Open Británico en 1984– en el año 1988, cuando el nombre de Severiano Ballesteros volvió a adherirse por méritos propios al palmarés del British Open. Royal Lytham& St. Annes vuelve a rendirse a Seve Severiano Ballesteros ganó el Open Británico de 1979 en Royal Lytham & St. Annes y, cuando llegó al mismo escenario para disputar la 117 edición del Open Británico en 1988, muchas cosas habían cambiado en el palmarés del campeón español. En ese momento contaba con cuatro títulos del Grand Slam, había sido número 1 del Ranking Mundial creado en 1986, había liderado el Orden de Mérito Europeo en cuatro ocasiones y contaba con casi medio centenar de victorias entre Europa y Estados Unidos. Y, a pesar de llevar cuatro años sin poder celebrar un éxito en ninguno de los “grandes”, era uno de los favoritos para ganar esta nueva edición, ya que no se olvidaba que en los últimos 15 “majors”, desde su victoria en el British de 1984, había terminado ocho veces entre los diez pri- meros, con dos segundos puestos y un cuarto en el Masters, un tercero y un quinto en el Open USA y un quinto en el PGA. El cartel de favoritos lo completaban Nick Faldo, defensor del título, Sandy Lyle y el norteamericano Curtis Strange, que se quedó el año anterior en puertas de superar el millón de dólares en pre- mios a lo largo de la temporada. Y Severiano fue, finalmente, quien más y mejor resistió las condiciones climatológicas, las difi- cultades del campo y la presión de la compe- tición, logrando una victoria plena de seguridad y control, con diez golpes menos en los 72 hoyos del mismo escenario e igualando la tarjeta más baja del campeón para ganar el Open Británico. Comenzó el torneo de una manera brillante, con birdie en los tres primeros hoyos y dos más en los dos pares 5. En la segunda parte, mucho más dura, Severiano mantuvo su envi- diable maestría para acabar cediendo sólo dos bogeys (hoyos 14 y 18, en ambos casos con la bola injugable) y firmar 4 bajo par en una jornada extremadamente dura por el fuerte viento, en la que se estimó que el par habría estado en 75 golpes. Al final, lideraba el torneo con sus cuatro golpes bajo par, con dos de margen sobre el australiano Wayne Grady y el norteamericano Brad Faxon. En Estados Unidos tengo suerte; en Europa, soy bueno”, afirmó Severiano Ballesteros para reivindicar su figura tras imponerse por segunda vez en el Masters de Augusta en 1983 “
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