RFEGolf124 (septiembre - noviembre 2021)

rfeg olf 85 bajo par, que en foursomes no es nada fácil y ganamos ese partido contra Angela Standford y Brittany Lang. Fue un comienzo de Solheim Cup muy bueno”. En la segunda jornada, Recari vivió una intensa sesión doble de golf, ya que jugó en foursomes por la mañana otra vez con Suzann Pettersen como compañera contra Michelle Wie y Brittany Lang, mientras que por la tarde unió fuerzas con la francesa Karin Icher contra las «Capitanas América», Cristie Kerr y Morgan Pressel. “Por la mañana fue un poco triste, porque lle- vábamos el partido controlado, pero yo cometí un error y Susan otro, y en match-play, en cuanto te lías un poco, te dan la vuelta al partido. Me cabreé bastante conmigo, pero por la tarde fue otra cosa. Nos tocó vérnoslas con Cristie Kerr y Morgan Pressel y las ganamos en el 18. Karin jugó increíble en aquel fourball. Estuvo muy tranquila y nos compenetramos muy bien”, repasa Recari. Más que los puntos obtenidos, de aquel día la española recuerda la lección que les dieron a todas el cuerpo técnico del equipo europeo. Cuando el viento sopla a favor no hay que amarrar, sino buscar objetivos aún más altos. “Ese día terminé muy cansada, pero acabamos ganando los cuatro fourballs y concluimos 10,5-5,5. Me acuerdo de que estábamos cenando en la sala de jugadoras y llegaron la capitana y las vicecapitanas, Carin Koch y Annika Sorenstam, y nos dijeron: “Nuestra meta mañana es conseguir la mayor ventaja en una victoria en la Solheim Cup”. La victoria no estaba en duda para ellas, ni tampoco nos dijeron que teníamos que luchar por ganar por primera vez en Estados Unidos. Así nos lo plantearon y, aunque estábamos re- ventadas, al día siguiente salimos como pe- tardos, motivadísimas. Me acuerdo muchísimo de aquella charla que nos dieron». En los individuales, las europeas no solo de- fendieron la renta, sino que la llevaron hasta los ocho puntos de ventaja, récord histórico que aún permanece en los libros. Beatriz Recari, que iba en el penúltimo partido contra Angela Stanford, remató su punto en el 17. Pese a la alegría de la celebración, entonces las jugadoras no fueron conscientes de lo que habían logrado. Habían defendido el título por primera vez, habían ganado en Estados Unidos por primera vez y lo habían hecho con una puntuación récord. “En aquel momento no me di cuenta de lo que significaba. Es imposible. Se necesita tiem- po, incluso un par de años, para mirar atrás y decir… “¡No está tan mal lo que hicimos!”. Allí no te da tiempo a digerir nada. La mayoría de nosotras fuimos a jugar a Canadá justo a la se- mana siguiente…”. Aun así, Beatriz Recari tiene claro lo que más re- cuerda de la Solheim Cup y lo que distingue a esta competición de cualquier otra, y lo explica con palabras repletas de belleza y significado. “Lo mejor de mi experiencia en la Solheim Cup es perder tu nombre y formar parte de algo más grande. Al representar a un continente ya no eres Suzann Pettersen, ni Annika So- renstam, ni Beatriz Recari… Los nombres indi- viduales no importan. Eso es lo más bonito. Perder el nombre, formar parte de un equipo, de un proyecto común”. “No puedes vivir una Solheim sin que te afecte. A mí me dio mucha madurez emocional. No es lo mismo defender tus intereses que influir con tus acciones a un equipo y poder beneficiarlo o perjudicarlo. Vivir esa presión, esa nueva expe- riencia, esa expectativa de la gente que está mirando… Y hacerlo bien, porque competí y lo hice bien, me dio seguridad y estabilidad como jugadora, experiencia y una madurez que me ha ayudado a llevar mejor todo lo que ha venido después, ya fueran años buenos o malos. Me aportó más poso como jugadora”. Con la Solheim Cup de 2023 en el horizonte, sería un sueño para Recari volver a disputar este torneo diez años después de su debut. La navarra aún tiene golf en su mirada y le gustaría reencontrarse con este torneo en Finca Cortesín. “No siento que se me haya terminado el libro. Me encantaría ganar majors, seguir sumando y mejorar marcas. No se me ha terminado el golf profesional en mi vida. Finca Cortesín es un gran campo con unas instalaciones espec- taculares. Recuerdo que los greenes son tre- mendamente peliagudos y que van a dar mu- chísimo juego en una competición match-play, un test exigente y digno de la Solheim Cup”. Además de sus sueños personales, Recari también se guarda un deseo más global, también rela- cionado con esta competición. “Espero que la RFEG sepa aprovechar esta oportunidad para fomentar aún más el golf femenino en España y, a todos los niveles, hacer que crezca la presencia de jugadoras españolas en los principales circuitos y puedan trasladarse los éxitos que te- nemos como amateurs al ámbito profesional. Espero que utilicen este evento tan global para darle un buen empujón a nuestro deporte”. 3 Por Óscar Díaz 84 rfeg olf Solheim Cup 2023 No puedes vivir una Solheim sin que te afecte. A mí me dio mucha madurez emocional. No es lo mismo defender tus intereses que influir con tus acciones a un equipo y poder beneficiarlo o perjudicarlo” “

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