RFEGolf124 (septiembre - noviembre 2021)
del alumno (Olazábal) que el maestro (Balles- teros) no dudó en orientar con una nota en la taquilla antes de salir a la final: “Ten paciencia, juega tu juego, que tienes más que suficiente para ganar el torneo”. Fue un triunfo frente a los greenes de Augusta National más complicados que se recordaba, como señalaría Bernhard Langer, defensor del título, que aseguró no haber visto los greenes tan duros durante los cuatro días. Fue la victoria del eagle en el 15 del último día, que le abrió una ventaja de dos golpes a falta de tres hoyos que no desaprovechó. Y José María Olazábal repitió victoria en Augusta, como hiciera Ballesteros. Fue en 1999 y resultó una victoria muy especial por las circunstancias que la rodearon, tras sobreponerse a serios problemas de salud por una artritis reumatoide. Dos años después de su primera victoria en Augusta, Olazábal se veía obligado a seguir el Masters por televisión, sin saber si podría volver incluso a caminar: “Haber pasado dos años prácticamente inválido te da otra perspectiva de las cosas”. Por eso, cuando en 1999 volvió a ganar el torneo (280 golpes, dos menos que Davis Love), uniéndose al selecto grupo de jugadores con dos o más Masters en su palmarés del que forman parte leyendas como Jack Nicklaus, Arnold Palmer, Sam Snead, Gary Player, Severiano Ballesteros o Tiger Woods, entre otros, su sa- tisfacción fue indescriptible. cautivaron al público. Primero, cuando Johnny Miller se escapó irremediablemente y se volvió inalcanzable para acabar logrando la victoria por seis golpes de diferencia, se admiraba al joven jugador porque no daba imagen de de- rrotado por el campo. Segundo, cuando a falta de seis hoyos inició una espectacular remontada ganando cinco golpes al campo para acabar empatando en el segundo lugar con Jack Nicklaus en un espectáculo que jamás se olvida. Este punto no se le escapó a nadie, que admiraba la capacidad del joven español, ganándose el corazón de los aficionados de todo el mundo, que calibraron la posibilidad de un triunfo que habría convertido al español en el más joven ganador del Open Británico desde que Young Tom Morris ganó el Open 106 años antes. Porque pocos deportistas han logrado a lo largo de su carrera provocar tanto cariño como el que ha logrado Severiano Ballesteros. El propio Johnny Miller, que había terminado segundo y tercero los años anteriores y estaba jugando el mejor golf del mundo esas tempo- radas (ganó el Open USA de 1973 con una tarjeta final de récord de 63 golpes) recordaba más tarde que “en mi limitado español me puse a su lado y le dije: ‘Vamos, puedes intentar acabar segundo’”. Y Severiano lo hizo. Birdie-birdie-par-par-eagle del 13 al 17 le dieron la oportunidad de jugar en el 18 un chip de los que generaba su magia para que la bola se deslizase entre dos pequeños montículos y parase a menos de un metro del hoyo, logrando un birdie final que le empataba con el “Oso Dorado”. Severiano Ballesteros hace historia en el golf español Severiano no tardó en desarrollar su larga carrera de éxitos internacionales. Y su primer triunfo en los “majors” llegó en el Open Británico, en 1979, convirtiéndose en el más joven ganador del siglo. Seguiría con la victoria en el Masters, en 1980, siendo el segundo ex- tranjero en enfundarse la chaqueta verde. Ba- llesteros, que contaba con 10 golpes de ventaja a falta de nueve hoyos, se convertía a sus 23 años en el primer europeo que lograba la victoria en Augusta, abriendo la puerta a una era de dominio europeo, con nueve victorias de golfistas de este continente en catorce años, hasta la irrupción de Tiger en 1997. Su tercer “major” volvió a conseguirlo en el Masters, en 1983, con un inicio espectacular en la final de birdie, eagle, par, birdie que frenó las esperanzas de sus rivales, mientras que sus dos últimos “grandes” los firmó en el Open Británico. En 1984, en St. Andrews, donde selló su triunfo con una de las imágenes más difundidas del golf mundial tras conseguir embocar su putt de birdie que le daba la victoria. Y en 1988, en el mismo escenario de su primera victoria, en Royal Lytham & St. Annes, completó su “manita” de “majors” en una final retrasada al lunes que resultó apasio- nante con una pugna electrizante con Nick Faldo y Nick Price. Marta Figueras-Dotti y Olazábal, siguientes en la lista Entremedias de sus victorias, se produjo otro triunfo de impacto: la victoria de Marta Figue- ras-Dotti en el Open Británico, precisamente en el campo donde se dio a conocer Ballesteros, el Royal Birkdale. Sin embargo, en aquellos años el Open Británico femenino no era consi- derado “grande” y la victoria de Marta, por un golpe sobre la estadounidense Rosie Jones, se quedó fuera de los registros más pomposos del golf mundial. Nosotros hemos incluido aquí su victoria porque si se diera al Open Británico femenino el mismo tratamiento que a otras pruebas que actual- mente componen el ramillete de torneos pre- ferentes, con consideraciones retroactivas de sus ganadores, Marta podría lucir orgullosa su título de ganadora de “major” junto a su cargo en el Ladies European Tour. Pocos años después de la extraordinaria victoria de Severiano en el Open Británico de 1988, concretamente en 1994, el golf español volvió a ser noticia mundial con el triunfo de José María Olazábal en el Masters, que enlazaba con la época de dominio y esplendor del golf europeo entre las azaleas y los magnolios de Augusta National. Olazábal superó en dos golpes a Tom Lehman y en tres a Larry Mize, líder los dos primeros días. Fue una victoria rfeg olf 17 16 rfeg olf Severiano no tardó en desarrollar su larga carrera de éxitos internacionales. Su primer triunfo en los “majors” llegó en el Open Británico, en 1979 “ Historia de los majors españoles (I)
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