RFEGolf123 (junio - agosto 2021)
Preguntas con respuesta ¿Residirán los jugadores de golf en la Villa Olím- pica? Padraig Harrington, ganador de varios grandes, fue el encargado de contestar a esta pregunta dirigida sin duda a determinar cuánto había de verdad en esa imagen de lejanía que en ocasiones parecían dar los profesionales. La respuesta de Harrington fue clara y con- tundente: “A mí no sólo me importa ganar una medalla olímpica, sino también estar con todos los grandes atletas que veo por televisión y que no he tenido la oportunidad de conocer. Quiero convivir con ellos y por supuesto que estaremos en la Villa Olímpica”. Tomaron asimismo la palabra Michelle Wie y Suzzan Pettersen, así como el italiano Mateo Manassero, el único amateur de todos los gol- fustas presentes, que con apenas 16 años era el más joven en ganar un British Amateur. Éste último dio una lección a todos mediante una intervención en la que reclamó “una oportuni- dad, por favor, para no sólo competir, sino para ganar una medalla olímpica”, todo ello en un perfecto inglés y con un aplomo que puso de manifiesto que nos encontrábamos ante un gran deportista. Luego llegó el momento de la votación –“ahora o nunca”–, la hora de la aprobación y el reconocimiento al trabajo de- sarrollado por decenas y decenas de personas que lucharon durante años para que el golf, por fin, fuese un deporte olímpico. Muchos años de trabajo Atrás quedan aquellos años, demasiados, en los que el deporte del golf estuvo alejado del movimiento olímpico desde que en la edición de 1904 se produjese un boicot y se suspendiese la competición. Las dos grandes Guerras Mun- diales retrasaron la creación de una Federación Internacional, no siendo hasta 1980 cuando la Federación Francesa de Golf, con su presidente Claude Cartier a la cabeza, solicitó a Saint An- drews y a la USGA realizar gestiones para con- seguir el reingreso en los Juegos Olímpicos. La falta de concienciación en aquellos mo- mentos, la clara división entre el mundo del golf amateur y profesional y la escasa disposición de estos últimos hizo que, tras 6 años y nu- merosos esfuerzos, se arrojase la toalla. En ese momento, en noviembre de 1988, se produjo otro hecho importante que pone en valor la aportación de España en toda esta historia. Emma Villacieros fue elegida presidenta de la RFEG. Durante la celebración de su primera Asamblea General, José Antonio Jefael, que había sido tesorero en la Copa del Mundo de Profesionales, se levantó para solicitar a la Presi- dencia que volviese a retomar este asunto. 1992, Barcelona, estaba a la vuelta de la esquina. Apenas una semana después, durante la entrega de unos premios al Deporte en el Palacio Real, Emma Villacieros coincidió con Severiano Ba- llesteros, con quien se citó posteriormente en un almuerzo donde el genial golfista cántabro le expuso su preocupación por el escaso creci- miento del golf en España a pesar de sus nu- merosos triunfos, por la falta de campos públicos, por la necesidad de más torneos de importancia en nuestro país y, también, por lo determinante que sería que el golf estuviera presente en los JJOO de Barcelona’92. Emma Villacieros recogió el testigo, consciente sin embargo de las enormes dificultades para un deporte que en aquel en- tonces sólo tenía 45.000 federados, unos recursos escasos y, sobre todo, una premura de tiempo casi insoslayable ante la inminencia de los Juegos de Barcelona. En el dossier que había sobre este tema en la RFEG, existía una carta de José Antonio Samaranch, dirigida al Tour Europeo, en el que invitaba al golf como deporte de ex- hibición. Esa iniciativa, sin embargo, no cuajó, por lo que Emma Villacieros decidió presentarse en Barcelona, el 7 de enero de 1989, para hablar directamente con los organizadores de los Juegos, los señores Fonseca y Abad, quienes se mostraron interesados por el tirón mediático del golf y por la posibilidad de que los derechos de TV aumentasen significativamente. 16 rfeg olf Historia del Golf Olímpico
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