RFEGolf123 (junio - agosto 2021)

rfeg olf 15 14 rfeg olf A hora vamos a disfrutar, como ya hicimos en la edición de Río de Janiero en 2016, de una nueva presencia del deporte del golf en unos Juegos Olímpicos, normalizando una anómala situación que excluía a una disciplina practicada por millones y millones de personas en todo el mundo. 9-10-2009 el día D del Golf Olímpico Quizá por eso es tan importante volver la vista atrás y rememorar uno de los días más importantes del relato del golf olímpico. Nueve de octubre de 2009. Apunten esa fecha en su memoria porque es un día histó- rico para el deporte del golf. Ese 9-10-2009, en Copenhague, tras más de 100 años de ausencia, el Comité de Selección del COI aceptó incluir al golf –y al rugby a 7– en el Programa Olímpico a partir de los Juegos de Río de Janeiro 2016. Dicho así, podría parecer que la resolución fue un trámite sencillo. Quienes conocían en profundidad el golf en ese momento eran conscientes de su universalidad, de los más de 60 millones de personas que lo practica- ban en todo el mundo, del enorme impacto mediático que tenía y sigue teniendo. Aunque el resultado final de la votación fue positivo, el desarrollo no fue nada fácil. No en vano, fue significativo que, a pesar de realizar una magnífica exposición, de presentar un emotivo y brillante vídeo y de que los mejores profesionales del mundo del golf se mostra- sen favorables a participar en los Juegos Olímpicos, al final se sumasen 24 votos en contra –por 67 a favor– cuando el rugby a 7 acumuló sólo siete, un deporte con menor implantación en el mundo y sin la capacidad mediática del golf. Que el golf sea deporte olímpico es el resultado del esfuerzo de decenas y decenas de personas que trabajaron duramente durante años Historia del Golf Olímpico Esforzado trabajo Todos las personas que aparecen en la foto que ilustra estas páginas integraban el lobby que en los dos años anteriores trabajaron con ahínco para conseguir que el golf formase parte del Programa Olímpico. Algunos de ellos, además, tuvieron la responsabilidad de contestar a las preguntas formuladas por los miembros del Comité de Selección del COI, a quienes dieron respuesta de manera cohe- rente y decidida. Lo fundamental era aclarar la imagen que tenían algunos del golf como deporte elitista, así como que requiere mucho espacio o que se disputa, según su apreciación entonces, mediante un formato de competición poco atractivo. Se consiguió con creces, aunque no fue sencillo. Un vídeo muy atractivo, en donde famosos jugadores y jugadoras profesionales solicitaban la inclu- sión del golf en los Juegos Olímpicos, sirvió para limar las dificultades existentes en ese momento. La presentación inicial corrió a cargo de Ty Votaw, vicepresidente del Tour Americano, quien aseguró que iban a jugar los mejores teniendo en cuenta que, como habían mani- festado muchos de ellos, con Tiger Woods a la cabeza, se podían ganar muchos grandes, se podía ganar mucho dinero, pero que una medalla olímpica era algo único en la historia personal de un deportista. Luego llegó el turno de preguntas, un momento decisivo para la resolución poste- rior. La primera de ellas hacía referencia al número de participantes y a la fórmula de juego, cuestiones a las que contestó el Secretario de Saint Andrews. La participación se iba a establecer en base al Ranking Mundial teniendo en cuenta que, con objeto de ampliar el número de países participantes, se corría turno en cuanto existían más de dos jugadores del mismo país dentro del Top 20. La fórmula de juego propuesta era 72 hoyos medal play tanto en el torneo masculino como femenino, que contaban en ambos casos con 60 profesionales. Esta cuestión sus- citó la pregunta de por qué no se empleaba la modalidad match play, a lo que se contestó argumentando que la inmensa mayoría de profesionales consideraban más justo el medal play. La siguiente pregunta versó sobre la gran extensión de terreno que ya entonces reque- rían los campos de golf, cada vez más largos en respuesta a las nuevas tecnologías de palos y bolas. La solución, se dijo, se encuen- tra en que el diseño de los campos acentúe conceptos como estrategia y precisión alre- dedor de los greenes para conseguir que el driver y el putter fuesen los palos decisivos. De izquierda a derecha: Steve Icas, miembro del R&A; esposa de Padraig Harrington; Padraig Harrington; Peter Dawson, director ejecutivo de R&A; Christine Corvette, secretaria de Peter Dawson, John Storjohann, secretario gene- ral de la Federación Europea; Marion Thannhaüser, presidente EGA en esos momentos; Emma Villacieros, Presidenta de Honor de la RFEG; George O’Grady, director ejecutivo PGA European Tour; Ty Votaw, vicepresidente del Circuito Americano; Suzzan Pettersen; Michelle Wie; Matteo Manasero; madre de Matteo Manasero; todos ellos mientras espe- raban la decisión del Comité de Selección del COI. Una foto para la historia

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