RFEGolf121 (diciembre 2020 - febrero 2021)

rfeg olf 35 34 rfeg olf Europa pasa a la acción en 2000 La encargada de romper esta tendencia fue la capitana europea del año 2000, la escocesa Dale Reid, que había participado en las cuatro primeras ediciones como jugadora. Introdujo varios cambios entre sus pupilas para darle un soplo de aire fresco a su equipo, con su com- patriota Janice Moodie, seis jugadoras suecas, el tridente inglés (compuesto por Trish Johnson, Laura Davies y Alison Nicholas), la francesa Patricia Meunier-Lebouc y la españo- la Raquel Carriedo, la primera representante de nuestro país en tan magna competición. Las europeas pasaron por encima del equipo de Pat Bradley en los foursomes del primer día (4 a 0) y mantuvieron su ventaja hasta el domingo por la tarde. Europa estaba más viva que nunca. 14,5 a 11,5 en el marcador final. “Cuando lle- gué, me sentía la más inferior porque era la única del equipo que no tenía victorias”, recor- daba Raquel Carriedo. “Pero fue increíble el refuerzo positivo que me supuso. Inmediata- mente, a partir de ahí, empecé a ganar”. Las componentes del equipo de Reid no solo consiguieron vencer a Estados Unidos, sino que se convirtieron en mejores jugadoras y comen- zaron a triunfar en cualquier punto del globo. Entre todas ellas, Annika Sorenstam, que a esas alturas de su carrera ya había logrado tres triun- fos en majors, alcanzaría hitos en el golf todavía vedados para las demás profesionales. La igualdad entre ambos conjuntos se acen- tuó en las dos ediciones siguientes. Reid siguió al timón de la nave europea y acudió al Interlachen Country Club en 2002 con varias caras nuevas: Iben Tinning, Karine Icher, María Hjorth o una prometedora noruega llamada Suzann Pettersen. Junto a Raquel Carriedo, se unió a la expedición a Minnesota una segun- da golfista española: Paula Martí. La catalana se enfrentaría por primera vez a una presión que, a pesar de sus dos victorias en el circuito europeo en 2001, no había expe- rimentado hasta entonces, con lo que la capi- tana decidió asignarle como pareja a Laura Davies, con quien compartió tres partidos. “Fue una experiencia increíble”, recordaba Paula Martí. “Jugamos muy bien. El foursome del primer día por la mañana ganamos a Julie Inkster y Laura Díaz con eagle en el 18. Ella pegó un drivazo, yo una madera 3 y la meti- mos para ganar. Imagínate, yo, que era una novata, que acababa de llegar... Todo te impone, pero te acostumbras rápido. La atmósfera, el público, los cánticos para las de casa y las europeas... Me hubiera encantado jugarla en Europa”. Su equipo hizo valer la confianza adquirida en Escocia y se adelantó por 9 a 7 a las ame- ricanas, pero éstas respondieron en los indivi- duales imponiéndose en siete de los doce partidos disputados y empatando otros tres. Ganaron por 15,5 a 12,5. Cambio de fechas para no coincidir con la Ryder Cup La siguiente edición se jugó solo un año des- pués, en 2003, para que la Solheim continua- ra disputándose los años que no había Ryder Cup, teniendo en cuenta que la edición de 2001 no se jugó por los atentados terroristas del 11-S. El remozado equipo europeo demostró haberse recuperado pese a la reciente derro- ta en Minnesota. Capitaneadas por la sueca Catrin Nilsmark, Annika Sorenstam y Suzann Pettersen se mostraron invencibles como pareja, y junto a Laura Davies, Sophie Gustafson, Catriona Matthew o la española Ana Belén Sánchez, una de las novedades del conjunto europeo, consiguieron ganar por la mayor diferencia de su historia: 17,5 a 10,5. Esas dos derrotas en tres citas hicieron mella en el combinado estadounidense, que se reno- vó con varias jugadoras durante las tres siguientes ediciones. Golfistas tan prometedo- ras como Paula Creamer, Christina Kim, Natalie Gulbis, Morgan Pressel o Michelle Wie fueron incorporándose a la Solheim e inyectaron una fuerza inusitada a sus conjuntos, mezclando equilibradamente su pasión con la veteranía aportada por Inkster, Mallon o Daniel. Poco pudieron hacer los equipos europeos capitaneados por Nilsmark (2005), Alfredsson (2007) o Nicholas (2009), aunque la lucha fue encarnizada. Las estadounidenses copaban Solheim Cup - Historia Como en toda nueva competición, los comienzos sirvieron para que ambos equipos fueran probándose en un formato que ape- nas conocían, apreciando factores tan rele- vantes en el resultado como el público, la unión entre sus componentes o la importan- cia de tener una buena capitana. La Solheim se trasladó al Dalmahoy Country Club (Escocia) en 1992, y Europa consiguió devolver el golpe a Estados Unidos por un resultado de 11,5 a 6,5. Kathy Whitworth y Mickey Walker habían estado al mando de ambos combinados en las dos ediciones dis- putadas y las protagonistas, que pasaron de ocho por bando a diez, apenas habían varia- do. Al igual que sucedió inicialmente en la Ryder, parecía cuestión de tiempo que uno de los dos equipos impusiera su dominio en el torneo, y fue el conjunto de Estados Unidos el que se acostumbró a acumular títulos. Las tres siguientes copas, disputadas en Virginia Occidental, Gales y Ohio, acabaron en las vitrinas americanas. El formato de la competición, así como el sistema de acceso a ambos equipos, fueron variando y en 1998, por primera vez, se incluyeron elecciones per- sonales de las capitanas. En este periodo, jugadoras estadounidenses de la talla de Julie Inkster, Dottie Pepper o Meg Mallon se mos- traron intratables en match play, liderando a sus compañeras hasta la victoria y marcando casi una década de dominio norteamericano en la Solheim Cup. El formato de la competición, así como el sistema de acceso a ambos equipos, fueron variando y en 1998, por primera vez, se incluyeron elecciones personales de las capitanas “No sabeis lo contenta que estoy de que la Solheim venga a mi casa, a la Costa del Sol. Es el torneo que más emociones me ha dado. Estar alli en 2023 es mi objetivo principal y voy a pelear muy duro por representar a Europa de nuevo”. Azahara Muñoz Presente en as ediciones 2011, 2013, 2015 y 2019 “

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