RFEGolf120 (septiembre - noviembre 2020)
Psicología con las mejores expectativas M uchos de vosotros ya habéis teni- do la suerte de retomar de forma más o menos habitual vuestras partidas después de este periodo de menor ac- tividad provocado por la pandemia del COVID- 19 y todo lo que está conllevando. En esta vuel- ta a los campos de golf, algunos habréis jugado peor de lo habitual, otros quizás habéis jugado igual o incluso mejor, pero seguramente todos habréis disfrutado de esta primera vuelta inde- pendientemente del resultado conseguido. ¿El motivo? La ausencia de expectativas. Veamos cómo nos influye en nuestra actitud y en nues- tro juego el tener o no tener expectativas, esa es la cuestión. Actitud sin expectativas A veces oímos decir a los jugadores profesio- nales que uno de los motivos por los que han jugado bien es porque han salido a jugar sin expectativas. La explicación psicológica la podemos resumir diciendo que cuando no esperamos nada nos volvemos más tolerantes ante los errores, aceptamos mejor las cosas que nos suceden durante la vuelta y, en gene- ral, somos capaces de relativizar las diferentes situaciones que nos van sucediendo. Esta actitud de “sin expectativas” hace que la intensidad emocional que tenemos durante la vuelta sea baja, no hay frustración, ni que- jas ni reproches y nos resulta más fácil, o menos complicado, estar única y exclusiva- mente centrados en el golpe que tenemos delante. No nos acordamos ni nos preocupa- mos del pasado ni tampoco nos adelanta- mos al futuro. Es lo que llamamos jugar “golpe a golpe” y estar en el presente. En cambio, cuando estamos jugando al golf con actitud de “expectativas”, es muy fácil que nuestra mente se dedique a evaluar después de cada golpe o después de cada hoyo si se están cumpliendo nuestras expec- tativas iniciales y nos dedicamos más a juz- gar que a jugar. Entre ambos verbos solo hay una “z” en medio, pero la diferencia es abismal, ya que rfeg olf 59 58 rfeg olf La vuelta al juego nos volvemos juzgadores de nuestro golf en vez de jugadores de golf. Lo bueno es que podemos elegir qué actitud queremos tener y a qué nos queremos dedicar durante la vuelta: si a jugar o a juzgar. ¿Sin expectativas? ¿Se puede jugar una ronda de competición sin expectativas? La realidad es que no. El día antes de jugar un torneo, siempre tenemos algún tipo de expectativas que hemos gene- rado en función de nuestro juego, últimos entrenamientos o torneos. A estas valoracio- nes hay que añadir pensamientos y creencias particulares del jugador, como por ejemplo: el tipo de campo donde vayamos a jugar, la previsión del tiempo u otro tipo de pensa- mientos-creencias ya no tan racionales. La suma de todos estos elementos hace que, queramos o no, tengamos algún tipo de expectativas de cara a la competición. Éstas pueden ser positivas, negativas o del tipo “puede pasar cualquier cosa”. Realmente cuando decimos que “no tenemos expectativas” lo que estamos sintiendo es que “puede pasar cualquier cosa”, es decir, pode- mos jugar bien, mal o regular. Es precisamente esta actitud de “puede pasar cualquier cosa” la que facilita aceptar los errores y relativizar las situaciones como decíamos al principio. Cuando no esperamos nada nos volvemos más tolerantes ante los errores y, en general, somos capaces de relativizar las situaciones que nos van sucediendo “
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