RFEGolf120 (septiembre - noviembre 2020)
rfeg olf 19 Galiano también, y nos lo pasábamos muy bien”, cuenta. El propio Galiano, jugador con carta de PGA Latinoamericano que este año está jugando también el Challenge Tour, añade que su faceta de buen compañero resaltaba especialmente en competiciones por equipos. “Luego, a la hora de trabajar, era más individualista, sabía lo que quería, y eso le ha ayudado a estar donde está”, cuenta el andaluz. La asturiana Ana Sanjuán, por su parte, llegó un año después a la Blume, donde se encontró con un grupo de excelentes compañeros y con un buen clima de trabajo. ”Teníamos un gran grupo, con buen rollo. Se veía que en el grupo de los chicos había un ambiente competitivo pero muy sano, lo cual dice mucho y bueno de todos ellos”, señala. “Verle dar bolas era una pasada” “Siempre fue un luchador, un ganador, un chico con un carácter muy fuerte que lo sigue demostrando día a día. Siempre estuvo entrenando muchísimo, con una gran pasión. Se le veía en la mirada y en cada torneo que quería ser el mejor. La única diferencia que veo con el Jon de ahora es el grado de madurez que ha ido adquiriendo con los años”. Quien habla así es toda una golfista del LPGA Tour y triple ganadora del LET, Nuria Iturrios, que coincidió dos cursos con Jon Rahm. Tampoco se corta Harang Lee a la hora de poner adjetivos a lo que vio cuando comenzó a entrenar con él: “Tenía un talento bestial, le pegaba muy fuerte y era increíblemente habilidoso. Y lo que es más importante: siempre quería seguir mejorando”, dice. Por su parte, Ana Sanjuán deja una historia que ilustra perfectamente lo que era Jon Rahm en una cancha de prácticas. Su padre estaba prevenido de lo que se estaba cociendo en las instalaciones que la Blume utiliza en el Centro Nacional de Golf. “Cuando llamaba a casa siempre le contaba que al terminar de hacer mis ejercicios, como parte de mi entrenamiento, me sentaba detrás de Jon a verle dar bolas, porque era un espectáculo. Verle desde la cancha de prácticas de la Blume me alucinaba. ¡Increíble cómo le pegaba a las maderas 3! Las bolas parecían misiles. Era una pasada, ya entonces era un fuera de serie”, relata Ana. 18 rfeg olf C urso 2010/11. La Escuela Nacional Blume, por donde pasan cada año cientos de deportistas de todas las disciplinas habidas y por haber, acoge a una nueva promoción de golfistas, una docena, con ganas de comerse el mundo. Como debe ser. Entre los recién llegados, Luna Sobrón, Mario Galiano, Nuria Iturrios y un grandullón llegado de Vizcaya con nombre de héroe americano de película: Jon Rahm. Ahí prosigue un viaje que comenzó en la escuela de Eduardo Celles y que acabaría en el PGA Tour. “Daba la cara por los demás” Lo primero que llama la atención al hablar con algunos de los que fueron sus compañeros en Madrid es que hay unanimidad de opiniones en torno al ‘Jon compañero’. Ninguno escatima elogios hacia el vasco: “Un tipo de 10”, “buen compañero”, “un chaval agradable”... Pero conviene rascar algo más. Harang Lee, golfista del Pro Spain involucrada en el LET y en el Symetra Tour, es la más explícita: “Un ejemplo: cada vez que la liábamos un poco, que no lo hacíamos mucho, Jon era siempre el que daba la cara por los demás. Subíamos todos a hablar con el director de la Escuela y Jon, a pesar de que lo que pudiera parecer por lo alto y grande que ya era, le explicaba las cosas hablando súper bien, con esa vocecilla tranquila que pone. Era el que siempre se comía el marrón”, explica divertida. Su compañero de habitación en la residencia fue el cordobés Víctor Pastor, otro Pro Spain. “No tuvimos ningún problema, era agradable y nos reíamos mucho. Fue un año divertido porque entramos cinco novatos, con Mario Un compañero de 10 Escuela Nacional Blume Los compañeros de Jon Rahm en la Escuela Nacional Blume recuerdan los años que compartieron con él hace una década: “Ya por entonces decía que sería el número uno”
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