RFEGolf119 (junio - agosto 2020)

Cuéntanos de dónde viene tu afición y tu relación con el golf. Yo tenía 14 años y mi tío abuelo, Sergio Sanz, Peto, fue el gran culpable. Acababan de abrir en Mataleñas un campo de golf, una zona al lado del faro de Santander que es realmente espectacular, una cosa increíble. Era un lugar que estaban acondicionando, y cuando yo empecé a ir no había greenes, eran unos simples agujeros y unas banderitas. Empecé a ir con mi tío abuelo, le acompañaba, empecé a jugar y me enganchó muchísimo porque cogí una madera –hablamos del año 1984, más o menos, o sea que imagina cómo podía ser esa madera– y le pegué bien. Eso me enganchó muchísimo. Y de Mataleñas a Estados Unidos. Sí, luego, en el 85, me fui de intercambio a Estados Unidos y ante de irme mi tío abuelo me regaló un hierro 9 para que me lo llevase. Yo no sabía nada de inglés, y el hierro se perdió en el viaje antes de llegar a Rochester, en el estado de Nueva York. Imagínate lo que fue intentar explicar a los de las aduanas que el palo no había llegado. ¡No sabía decir palo! Al final apareció. Vivía en una granja en mitad de la nada, había terreno y césped para aburrir, e hice como en Mataleñas. Me hice un circuito de hoyos. ¿Hándicap confesable? Es confesable pero obsoleto, porque siempre me ha dado pereza jugar torneos. Estoy en 17 desde hace mucho tiempo. ¿Con qué se queda uno más satisfecho, con un plano redondo de cine o con un buen hierro 7 al centro de green? (Risas) Más satisfactorio es el hierro 7 a centro de green. Lo que me gusta del golf es que me hace mejor cineasta por lo que hablábamos antes de la paciencia, del tesón, del ir poco a poco... me sirve para oxigenar la mente. Se me ocurren muchas ideas en esa evasión en la que solo pienso en que la bolita vaya a un sitio concreto. De hecho, ahora vivo en un chalecito y lo primero que hice fue ponerme una red de prácticas. Ahí paso mucho tiempo dando bolas, en el confinamiento más aún, claro, porque es una forma de ejercitar el cuerpo y la mente. En Cantabria hay campos maravillosos. ¿Qué campo de los que conoces es el más cinematográfico? Es que Mataleñas es mi debilidad. Es el campo de España en el que más he jugado, conozco a los dueños, han venido a los estrenos de mis películas... Siempre me han tratado con mucho cariño desde que tenía 14 años e iba a jugar con mi tío abuelo. Había veces que ni siquiera jugaba, que iba a ver a los mayores y les llevaba los palos. Oyambre, por su parte, es un campo espectacular. Por allí rodé Primos y pasaba mucho por allí. Con tu primer corto, ¡Gol!, o con La gran familia española, has utilizado el fútbol como vehículo para tocar otros temas: el amor, la amistad, la familia... ¿Qué historias se podrían tratar en una peli con el golf? Siempre se me ocurren temas de superación. Temas de ‘underdog’ que dicen los americanos. Las mejores historias de golf siempre son esas en las que alguien no puede acceder a este deporte, pero tiene un talento innato y al final supera todas las barreras. Como la historia del propio Seve, que tiene mucho de eso. A mí eso siempre me ha llamado mucho la atención, la historia de un chaval joven con su bolsa de palos que acaba conquistando el mundo. Al grano. ¿Para cuándo una peli española sobre golf? No tenemos, es verdad. Me lo apunto y le doy una vuelta. Solo imaginarme rodar tres meses en Cantabria, en mi sitio, en un campo del golf… no creo que pudiese pedir mucho más. Si a esta peli la he llamado Diecisiete, esa se llamaría Dieciocho, por los hoyos, claro. Ha quedado clara tu pasión por Seve, pero... ¿qué me cuentas de los chicos de ahora? ¿Sigues a Jon Rahm? ¡Claro! A ver, mis mayores ídolos en golf siempre han sido los españoles. Después de Seve, Olazábal, y después, Sergio García, que es con el que más he sufrido. Es con el que más golf he visto gracias a la televisión. He sufrido mucho con él por eso del ‘ay, que parece que sí’ y al final es que no. Pero cuando ganó el Masters lloré de emoción, sentí que me quitaba un peso de encima. ¡Imagínate el peso que se debió quitar él! Y Rahm… es increíble el disfrute con el que debe jugar este chaval y ver lo lejos que va a llegar. Bueno, que está llegando. Ha sido una irrupción absolutamentemaravillosa. Me encanta. ¿A quién cogerías para hacer ese papel de Seve? ¿Serviría Quim Gutiérrez, Antonio de la Torre? No hay muchos actores que jueguen al golf, así que creo que lo que haría sería coger a un chaval que sea un gran golfista y enseñarle a interpretar. Creo que sería más fácil que coger a un actor y enseñarle a dar un buen golpe. Si no tienes un buen swing desde pequeñito, es complicado. En ese sentido, eres una rara avis en el cine español. Siempre busco algún colega que quiera probar, pero no. El único que en su momento me dijo que estaba jugando al golf fue David Trueba, pero no sé si sigue o lo ha dejado. Por último, ¿en estos tiempos cuesta más sacar adelante una peli o cumplir hándicap? Ahora, sin duda, lo del hándicap. Vienen tiempos de recuperar el hándicap y la economía. 3 74 rfeg olf Entrevista Daniel Sánchez Lo que me gusta del golf es que me hace mejor cineasta porque me sirve para oxigenar la cabeza. Es una forma de ejercitar el cuerpo y la mente” “ rfeg olf 75

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