RFEGolf118 (marzo - mayo 2020)
Se dice por ahí que eras bastante traviesete de pequeño y que era en el campo de golf donde más te centrabas. ¿Qué sigue quedando de ese Sebas que empezó a jugar al golf? Lo único que no ha cambiado es la agresividad. Soy un jugador muy agresivo, y es por ello que hago muchos birdies. Y también la sonrisa. Es llegar a un campo de golf y me cambia la cara. Es mi jardín, ahí estoy a gusto, da igual que esté con Tiger, con Rory, con Sergio... por mucho que digamos que sufrimos, este es el mejor sitio para disfrutar. Empezaste a jugar en El Robledal. ¿Sigues yendo por allí? Hombre, claro. Yo siempre digo que es el mejor campo de España porque me he criado allí, mis amigos, mi familia... son de allí. Es un campo muy humilde, no es gran cosa, pero es mi campo, mi casa. Vivía a cien metros del tee del 6 y poder ir en bici al campo de golf y encontrarte allí con tus amigos, tus tíos... no tiene precio. Hace poco contabas en la tele que llegaste a trabajar en una fábrica a escondidas de tus padres para poderte pagar los torneos y ayudar un poco a la economía familiar. ¿Aprendiste mucho de aquella experiencia? ¡Vaya si se aprende! Yo vengo de una familia súper humilde, sin los recursos que puedan tener otro tipo de familias. Y yo quería jugar. Es verdad que siempre tuve el apoyo de las federaciones (española y madrileña), pero cuando te pasas a profesional es todo más complicado. Por eso me metí en una fábrica, que era lo único que me daba para poder trabajar por la mañana y entrenar por la tarde. Y te das cuenta de lo que realmente te gusta y quieres. Y ahora es lo mismo: levantarme a las 7 de la mañana para ir al gimnasio. Es un trabajo, pero es un trabajo que me gusta. ¿Nunca has querido dedicarte a otra cosa? Yo montaba muy bien en moto. Competía en moto de carretera y estuve tres veces a punto de ser campeón de España. Además fui campeón de Madrid de motocross en dos ocasiones. Se me daba muy bien, pero era un deporte muy caro y lo dejé coincidiendo con un accidente que tuve en un campeonato. Precisamente una lesión de muñeca complicó tu carrera hace un tiempo. ¿Todo eso te ha hecho más fuerte? Sí. Hace cosa de cuatro o cinco años en un Challenge, en Francia, me rompí el fibrocartílago triangular, sonó ‘crack’ y no le di importancia, pero a los tres días no podía ni mover el palo. Estuve entre seis y siete meses sin poder apenas practicar, solo juego corto. No podía pegarle a la bola fuerte. Fue un año muy duro en el que me apoyé en mi familia y en mis entrenadores. En un momento así te das cuenta de muchas cosas. Hablas mucho de la importancia del apoyo de la familia ¿Cuánto le debes a tus padres? Todo. Te das cuenta, sobre todo ahora que mi padre no está, de todo lo que hacen los padres por los hijos. De lo que sufren ellos, no lo valoras hasta que no eres más mayor. Ahí te das cuenta de todo el sacrificio que conlleva. Pues este año todo lo bueno que te pase tiene una dedicatoria especial. Sí. Está escrita desde el minuto uno: mi padre. 84 rfeg olf rfeg olf 85 Entrevista “Vengo de una familia súper humilde, todo lo que soy se lo debo a mis padres. Perdí a mi padre en enero, mi primera victoria será para él”
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